Los negocios situados en la playa de ses Salines están viendo reducidos sus ingresos respecto al verano anterior, aseguraron ayer a este diario desde Ibifor, la empresa que gestiona las concesiones de esta playa ubicada en pleno Parque Natural en el municipio de Sant Josep. Pese a que aún no maneja datos concretos, en esta empresa atribuyen el problema a la venta ambulante. «Ha llegado un punto en el que la situación es inaguantable e insostenible. Es una pena porque hay gente de un alto poder adquisitivo que viene pero decide que no va a volver», denunció Joan Cardona, gerente de Ibifor, a este diario.

Cardona cree que la resolución de este problema corresponde a la Policía y a «la voluntad política de la isla». El portavoz de Ibifor lamenta que esta situación se lleva produciendo desde hace varios años en ses Salines, sin haber recibido una respuesta efectiva por parte del Ayuntamiento.

Precisamente, desde el Consistorio de Sant Josep dijeron ser conscientes del impacto negativo que genera para las empresas este tipo de actividades, pero incidieron en que la Policía Local, en coordinación con la Guardia Civil, llevan a cabo continuas actuaciones para el control del cumplimiento de la ordenanza que prohíbe la venta ambulante en todas las playas, no sólo en ses Salines.

Asimismo, destacaron que la situación en el Parque Natural se repite en otras playas del municipio, como Cala d´Hort y Cala Vedella, donde también se establecen controles.

Las medidas

Las medidas

«Tenemos presencia policial, hacemos controles e iniciamos los expedientes que corresponden», aseguró Paquita Ribas, concejala de Gobernación y Trabajo del Ayuntamiento de Sant Josep. Aunque afirmó que los cuerpos de seguridad mantienen las ordenanzas al día, Ribas reconoció que es un problema «que requiere tiempo» ya que es «un tema administrativo, no penal».

En la misma línea, la concejala indicó que la única solución posible reside en que los propios bañistas eviten comprar a los ambulantes: «Cualquier tema de intrusismo siempre tiene que ver con la otra parte. Vendedores hay en todos los sitios, pero nosotros no podemos penalizar a la gente porque compre». Ribas insistió en que el ejercicio de estas actividades no es ilegal, sino que contraviene una ordenanza municipal que prohíbe la venta ambulante en las playas, además de que supone un problema difícil de erradicar. Asimismo, aseguró que «un único ayuntamiento no puede encargarse de esta cuestión», ya que no tienen «la capacidad ni las horas suficientes».

Los vendedores ambulantes en ses Salines utilizan las papeleras instaladas en la playa para guardar parte del material. También se internan en la zona de los sistemas dunares, que están protegidos, para acumular su stock. Además de productos textiles, gafas, sombreros y otros artículos, en ses Salines se pueden adquirir bebidas de todo tipo e incluso alimentos, como bocadillos y vasos con piezas de varios tipos de fruta.

En esta playa hay docenas de vendedores ambulantes que recorren el arenal en busca de clientes. Incluso ocupan amplias zonas de la playa para extender su mercancía a la vista de los bañistas, tanto pareos como vestidos de todo tipo.

Los ´parking´, sin cambios

Los ´parking´, sin cambios

Por otra parte, desde Ibifor explicaron que el número de vehículos estacionados en los aparcamientos de pago de ses Salines, dos meses después del cierre al tráfico del camino tras el cruce hacia es Cavallet (con capacidad para 200 vehículos), no varía de manera significativa con respecto al año anterior, aunque se percibe una mayor actividad en agosto. Actualmente, sólo se puede estacionar en los dos aparcamientos de pago situados en la entrada de la playa, que disponen de 300 y 450 plazas, respectivamente.