Los pasajeros del último Barcelona-Ibiza de Vueling de la jornada de ayer (VY 3528), cuya salida estaba prevista a las 23.25 horas, calculaban sufrir algún retraso, lo que no se imaginaban era la noche de "suplicio" que les esperaba y que no tocarían tierra ibicenca hasta casi las cinco de la madrugada.

Empezaron a intuirlo cuando, al acercarse la hora del vuelo se dirigieron a la zona de embarque. Allí, frente a la puerta, descubrieron que la compañía "había cancelado el vuelo previo" y que muchos de los pasajeros estaban intentando que les asignaran una plaza en el último trayecto del día. Según explican los pasajeros, la compañía ya había recolocado a algunos, pero no a todos. Algunos de los viajeros a los que les habían cancelado el vuelo estaban especialmente molestos y mosqueados ya que, aseguran, "no es la primera vez que Vueling cancela ese trayecto y luego trata de juntar a los pasajeros de los dos vuelos".

Poco después de las once de la noche, la aplicación móvil de la aerolínea avisaba a los pasajeros de la nueva hora prevista de despegue: la 01.40 (llegada a Ibiza a las 02.45 horas).

Poco después, el personal de tierra se dirigía a las decenas de personas que llevaban ya rato apostadas en la cola para "pedir voluntarios" para retrasar su vuelo. Llegaron a ofrecerles 150 euros si accedían a ceder su plaza de ayer por la noche para volar esta mañana. "Me parece increíble", comenta una de las pasajeras.

Justo a la hora en la que debía partir el vuelo (23.25 horas) la aplicación ya alertaba de que el despegue se retrasaba aún más, hasta las 03.45 horas. Entre los pasajeros, visiblemente indignados, comenzó a correr el rumor de que la compañía estaba retrasando el vuelo con la intención de que algunos de ellos accedieran a ceder sus asientos. Enfadados y cansados, algunos, residentes en Barcelona, le dijeron al personal que, si no iban a salir hasta la mañana siguiente, se lo dijeran. Así podrían irse a sus casas y descansar un par de horas.

Los ánimos estaban tan alterados que "tuvo que venir personal de seguridad", indican los pasajeros, que denuncian la actitud que tuvo la compañía durante toda la noche, ya que, critican, no no sólo no les dio suficiente información de los motivos del retraso sino que, ni siquiera, les dio comida y bebida, como establece la normativa.

Entrada ya la madrugada, entregaron seis euros a cada pasajero para que comiera y bebiera. Sin embargo, con los precios de los productos de alimentación en los aeropuertos, no les quedó más remedio que escoger entre comida y bebida, ya que los seis euros no les daban "para nada", denuncian los afectados. La mayoría hicieron turnos en la cola porque no se fiaban de las decisiones que podría tomar la compañía y, los últimos en escaparse de la fila para comprar, sin embargo, se encontraron con que apenas quedaba nada.

Unas viajeras tuvieron algo más de suerte. Se tropezaron con los pasajeros de un vuelo a Mallorca que también estaba retrasado, pero como su compañía, Air Europa, les había dado 22 euros por persona, se solidarizaron con ellas y compartieron su dinero para que pudieran comprar algo de comer y algo de beber.

El vuelo salió cerca de las cuatro de la mañana, sin embargo, cuando ya estaba casi llegando a Ibiza, dio media vuelta y puso rumbo a Barcelona, allí, volvió a virar hacia la isla, donde aterrizó a las 4.50 horas de la madrugada.

De momento, la compañía no ha dado explicación alguna.