El emisario de la depuradora de Santa Eulària vierte residuos sólidos de todo tipo directamente al mar que se van acumulando en el fondo, tal como constata el vídeo de un buceador deportivo grabado hace dos semanas. En las imágenes, en las que se aprecia además una ruptura de la canalización en su tramo final, se puede ver, alrededor del emisario, una maraña de papeles y otros residuos, como toallitas de baño y salva slips, que forman una capa en el fondo. Esta acumulación de porquería se sitúa a unos 380 metros de la costa, justo enfrente de Cala Pada, a una profundidad de unos 14 metros. La toma de agua de la nueva desaladora se halla a la misma distancia de la costa y a 600 metros del emisario.

Antoni Garcias, gerente de la Agencia de Calidad del Agua (Abaqua), dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente, sostiene que es «muy difícil» que de la depuradora puedan salir residuos sólidos hacia el mar. «Esto es lo primero que se elimina» cuando llegan las aguas residuales a la planta, explica Garcias, quien, no obstante, reconoce que en el caso de que se produjera una avería, antes de la reciente puesta en marcha del nuevo sistema de tratamiento biológico, se podía evacuar el caudal sucio directamente al emisario.

Separación de la red de pluviales

En todo caso, Garcias apunta que, según los técnicos de Abaqua, la acumulación de residuos que se puede ver en el fondo del mar, en el entorno de la desembocadura del emisario, debe proceder de las canalizaciones de evacuación de aguas pluviales que no están separadas de las de fecales y que, cuando se producen fuertes lluvias, «salta el bombeo y salen por el emisario sin pasar por la depuradora». La solución a este problema pasa por que los ayuntamientos separen la red de pluviales de la de aguas residuales, según Garcias.

El pasado mes de noviembre, este diario publicó las imágenes de la capa de toallitas de baño, que no son biodegradables, incrustada en las rocas de la costa de Caló de s'Oli, en Sant Josep, como consecuencia de los vertidos al mar que se producen cuando la estación de bombeo se atora, el aliviadero rebosa y la porquería acaba en el mar.

Sobre la ruptura del emisario detectado por el vídeo, el gerente de Abaqua asegura que ya ha encargado a Cadagua, la empresa que gestiona el mantenimiento de las depuradoras y los emisarios, que lleve a cabo «una inspección» para comprobar el estado de la canalización, que tiene 30 años. «Se tendrá que arreglar», asevera. De todos modo, Garcias destaca que, desde la puesta en marcha del nuevo tratamiento biológico en la depuradora (la última semana de julio), el agua que vierte el emisario cumple los parámetros sanitarios.

Color turbio de la fuga

Pese a que en las imágenes del vídeo se aprecia que el agua que sale de la fuga del emisario es turbia, eso no implica, según Garcias, que esté sucia, con restos fecales. «Son imágenes traidoras porque este efecto se produce cuando se mezcla el agua dulce [de la depuradora] con la salada y por la diferencia de presión», explica Garcias. La rotura se ha producido en el tramo final, justo antes de la bifurcación (en forma de Y) con la que finaliza la canalización y en la que se encuentran los aliviaderos.

Fuentes del sector del submarinismo profesional de la isla apuntan que desde hace años no se lleva a cabo el mantenimiento de los emisarios de la isla (no se ha contratado a ninguna empresa, indican), pero Garcias lo desmiente. «Antes no había, pero esta legislatura lo hemos incorporado en el contrato [de explotación y mantenimiento de las depuradoras]. Cada año hay que informar a la Unión Europea de la calidad del agua que sale del emisario», justifica, al tiempo que destaca que la empresa concesionaria (Cadagua) tiene la obligación de llevar a cabo dos inspecciones submarinas anuales de todos los emisarios. «Si tenían prevista la segunda inspección [de la canalización de Santa Eulària] a finales del año, hemos dado la orden de que la adelanten», indica Garcias en referencia a la fuga detectada en el vídeo.

Las fuentes consultadas también explican que el emisario de la depuradora de Sant Antoni, cuya longitud es de 1.700 metros, vierte desde hace años las aguas depuradas a 500 metros debido a diversas roturas de la canalización que «nunca se han arreglado». Al ser preguntado por este diario, Garcias dice no tener constancia de ello. «La depuradora de Sant Antoni y el emisario funcionan bien», afirma.