La ocupación hotelera del pasado julio descendió en el conjunto de la isla de Ibiza un 2,3% respecto al mismo mes del año anterior. A pesar de las poco halagüeñas previsiones que hacía a principios de verano el vicepresidente de la Federación Empresarial Hotelera, Juanjo Planells, que auguraba un «frenazo» en las reservas en julio y agosto a causa de los elevados precios y una mayor competencia de otros destinos, la ocupación se ha mantenido relativamente estable, según demuestra la estadística de la patronal.

En cuanto a Formentera, en julio se ocuparon el 86,79% de las habitaciones de la planta hotelera, lo que representa una bajada de un 5,1% respecto al mismo mes del 2017, un descenso mayor que el registrado en Ibiza.

En el mes de mayo, las reservas se situaron en Formentera en una media del 53,8%, mientras que en Ibiza ese porcentaje se situó en el 75,5% de la planta abierta.

En cuanto al mes pasado, la media de ocupación en el conjunto de las Pitiüses se situó en el 89,1%, lo que representa un descenso del 2,6% con respecto a hace un año, cuando alcanzó el 91,5% de las plazas puestas en el mercado turístico.

La actual Presidenta de la Federación Empresarial Hotelera, Ana Gordillo, estima que la ocupación «se mantiene estable» y que «no se puede considerar que se esté viviendo una mala temporada». «Hablar de un 2% o un 5% menos no es alarmante» , asegura. «Puede ser que ese porcentaje [de clientes perdidos] esté ahora en otro lado y eso es lo que hay que cortar de raíz cuánto antes», afirmó en referencia a la proliferación de los alquileres turísticos. Además, la presidenta recalca que el problema ahora «está latente» y recuerda que «es necesario acabar con él antes de que se vuelva mucho más grande».