La sensación generalizada entre el sector de la oferta complementaria de Ibiza es que la presente temporada está siendo muy irregular y que no se llegará a las cifras del año pasado, además de que Vila está siendo el municipio más castigado. Los empresarios también confirman que el aumento de pasajeros no se corresponde con el de pernoctaciones y que los turistas se concentran cada vez más durante el fin de semana.

La encuesta anual de la Petita i Mitjana Empresa (Pimeef) ya avanzaba en marzo que el 80% de sus socios creía que la temporada no iba a ser mejor que la de 2017, una sensación que ahora ve confirmada su presidente, Alfonso Rojo. «Se puede hablar de una temporada normal, sin llegar a las cifras de las temporadas anteriores, además de que se ha llegado a un punto de sobreoferta en muchos sectores, como en la restauración». Rojo también advierte de que, además de la bajada de pernoctaciones, los hoteles cada vez cuentan con mayor oferta gastronómica y de ocio en sus propios establecimientos, de manera que «muchos clientes ya no se van por la tarde a dar una vuelta por la Marina y el puerto, porque tienen una piscina con chill out, restaurante y unas vistas espectaculares y prefieren quedarse».

El presidente de la Asociación de Comerciantes de esta patronal, José Javier Marí, recela a la hora de calcular un descenso en la facturación en las cajas -«hasta final de temporada, es muy pronto para hablar de un cinco, un siete o un diez por ciento»-, pero asegura que la percepción generalizada es que «hay un descenso respecto al año pasado».

Marí también observa que julio «ha dejado de ser un mes muy compacto y regular, ya que este año ha habido semanas más flojas que el año pasado». Una parte de esta distorsión se debe «a un descenso del turismo residencial, que es muy importante para la oferta complementaria», pero, sobre todo, a las estancias cada vez más cortas y concentradas en la segunda mitad de la semana.

El turismo de cruceros apenas beneficia al comercio de Ibiza

El representante de los comerciantes también se sorprende este año por el hecho de que «Santa Eulària y Sant Antoni están mucho más equilibrados y no sufren la subidas y bajadas que hay en Vila, donde se nota mucho más la afluencia de visitantes durante el fin de semana». A este hecho cabe sumar que el aumento de los cruceros apenas revierte en el comercio local, ya que «antes era un público mayoritariamente de clase media alta, pero ahora se ha convertido en un turismo de masa que pasea sin comprar».

Esta decepción con las expectativas del turismo de cruceros es plenamente compartida por el presidente de Pimeef Restauració, Joan Riera, quien lamenta que «es una gente a la que llevan de excursión en autobuses y luego vuelven a bordo a comer, ya que vienen en régimen de todo incluido».

«Aunque se quiera disimilar, está claro que la temporada es más floja que las últimas y a final de septiembre todos lo comprobaremos con las cifras». Riera confirma que Vila es el municipio peor parado con esta tendencia a disfrutar de estancias más cortas, una tendencia que no se compensa con el aumento de pasajeros. «La gente viene a pasar tres o cuatro días y trabajamos muy bien de jueves a domingo al mediodía, pero el resto de días son muy flojos», precisa, en relación a su restaurante, Ca n'Alfredo. «Pero por la mañana y al mediodía no hay nadie, porque la gente está en las playas».

Beneficios que no repercuten

Riera también admite que su sector es el que más padece el problema de la sobreoferta, sobre todo porque «cada año viene más gente aquí a aprovecharse de la temporada porque se piensa que Ibiza es El Dorado». Así, alerta del fenómeno de establecimientos que «abren tres meses y cierran puertas llevándose el dinero a otro lado y, si pueden, dejando un pufo a proveedores».

El fenómeno de los negocios fugaces se podía detectar ayer mismo en las cercanías del Mercat Vell, donde el secretario de la asociación de comerciantes del barrio, Lluís Cardona, señaló que «se han producido hasta cinco traspasos en pleno verano, es rarísimo». «Ahora mismo en la plaza del mercado hay dos bares que acaban de ser traspasados y otro con el cartel de que está disponible», detalla. Cardona, que es propietario de la joyería del mismo nombre en la Plaça de la Constitució, no duda en calificar esta temporada como «muy rara, muy irregular». «Te encuentras igual con un día que va de maravilla y registras muy buena caja, piensas que la temporada está remontando y después te topas con dos días seguidos muy flojos». «Al menos en la parte vieja de la ciudad, está siendo un verano con muchos altibajos y más flojo que el anterior», sentencia Cardona.

A su vez, el joyero se ha encontrado con que la temporada empezó bien, «pero en junio hubo una bajada muy importante, mientras que julio ha ido mejor». Así, calcula que la facturación en junio ha podido caer entre un diez y un veinte por ciente en relación a 2017.

Alimentación

Desde el sector de la alimentación, el consejero delegado de Hipercentro, Pep Lluís Aguiló, también destaca que el mes de julio ha supuesto una remontada que puede permitir equilibrar la temporada, aunque ha llegado algo tarde. «Normalmente notábamos a mediados de junio el aumento fuerte de la clientela gracias a la ocupación, pero este año ha sido a partir del 20 o 22 de julio». También ha detectado que este año «la gente no gasta con tanta alegría y ha descendido la venta de productos de lujo».

No obstante, valora que Ibiza, donde la cadena gestiona 12 de sus 30 supermercados en Balears, «sigue siendo un sitio privilegiado, porque en Mallorca el consumo es inferior y más aún en Menorca». «Ibiza cuenta con un turismo especial, de alto poder adquisitivo, y, con optimismo, podremos repetir las cifras del año pasado», destaca.