Juan Antonio Marín se paró ayer unos segundos frente al segundo bloque de viviendas de Santa Margarita antes de que lo tiraran abajo. Con su móvil quiso hacer la última instantánea de un inmueble especial para él, pues fue su hogar durante años. «Mi padre fue el último inquilino que estuvo aquí», afirmó mientras recordaba que su familia llegó al edificio en 1979 y que toda su vida la vivió en este bloque.

Marín, de 38 años, seguía insistiendo en que Santa Margarita «no estaba en ruinas» pese a que así lo decretara el Ayuntamiento, ya que, en su opinión, ni los cimientos ni las paredes maestras estaban en mal estado. «Sí tenía mala imagen porque no estaba pintado ni arreglado», afirmó y comentó que era «una lástima» que a sus 83 años se hubiera obligado a su padre, Acisclo, a marcharse del que había sido su hogar durante años para ir a vivir a Es Pla de Vila.

Con la fotografía tomada, Marín se marchó del lugar, donde el ruido de la máquina que empezaba a tirar paredes en el interior del edificio se mezclaba con el del intenso tráfico que a las diez de la mañana circulaba por la avenida de Isidor Macabich.

El bloque de viviendas ya estaba totalmente vacío por dentro. «El derribo interior estaba hecho», indicó la concejala de Urbanismo de Ibiza, Elena López, quien detalló que lo primero que se hizo fue retirar la carpintería, los sanitarios y todo el cableado interior. Después quedaron todas las infraestructuras de luz, teléfono e internet y, una vez que las empresas correspondientes finalizaron sus trabajos, ha sido el momento de proceder a la demolición de la estructura.

Declarado en ruinas

Según López, dado que el edificio estaba declarado en ruinas el derribo de la estructura se ha tenido que hacer en estas fechas estivales. «Entendemos que la seguridad es lo primero», apostilló la edil, quien apuntó que precisamente por precaución y para «seguridad del tráfico y los viandantes», se había cerrado la acera y un carril de la avenida de Isidor Macabich, así como parte de la calle Madrid.

En el tema de las fechas incidían precisamente personas como Sonia, quien desde hace 10 años trabaja en los juzgados de Ibiza, y resaltó que no era «buen momento» para hacer obras, «con el turismo y la cantidad de coches que hay». «Molesta el ruido y el polvo, pero habrá que solidarizarse con la ciudad», señaló antes de regresar a su puesto de trabajo.

Para Josefa Juan, sin embargo, las molestias aún eran mínimas. «Si están dos días no pasa nada; si estuvieran un par de semanas...», comentó Juan, secretaria coordinadora del Tribunal Superior se Justicia de Balears (TSJB), quien trabaja en la sede judicial de Isidor Macabich desde que se abrió, en 1981. Sus recuerdos del edificio de Santa Margarita, no obstante, vienen de mucho antes, de cuando iba al instituto y pasaba caminando por el solar sobre el que hoy se levantan precisamente los juzgados. En su opinión, este derribo es parte «de la evolución».

Pasadas las 10.30 horas los trabajos empezaron a hacerse visibles por el lateral del edificio más próximo a la avenida de Ignasi Walllis, cuando la pala de la máquina retroexcavadora fue 'mordiendo' las partes de la fachada, que se iban desplomando convertidas en escombros.

Para impedir que estos restos se pudieran precipitar sobre la calle, los operarios cubrieron la fachada con una gran lona gruesa que se iba desplazando para ayudar, además, a que los cascotes fueran cayendo hacia el interior.

En el interior del recinto vallado, los operarios trabajaban sin descanso. Antes de que el derribo empezara a afectar a la fachada, algunos taparon con lonas la valla que daba a la avenida de Isidor Macabich. Y una vez que comenzaron a tirarse partes de la misma y en medio de la intensa polvareda que se levantaba por la caída de los escombros, uno de los trabajadores refrescaba la zona con agua de una manguera.

Por su parte, López, que se acercó al lugar durante la mañana, explicó que los trabajos de demolición de esta estructura iban a llevarse a cabo, previsiblemente, entre ayer y hoy, periodo durante el cual se mantendrán los citados accesos cerrados por seguridad.

Apuntó que después habrá que retirar los escombros y las ruinas y proteger la parcela, en la que está previsto habilitar un área de aparcamiento que tendrá capacidad para 40 vehículos e incluirá plazas adaptadas para personas con movilidad reducida y 14 plazas más de motocicletas.

A este respecto, López comentó que su intención es poder dejar el terreno «asfaltado y preparado» en el mes de agosto. No obstante, indicó que no saben si será posible porque «la planta asfáltica de Ibiza cierra en agosto».

«Esperamos que durante el mes de septiembre ya esté operativo», subrayó y apostilló que en realidad la actuación es sencilla, pues sólo hay que «poner una capa de asfalto, pintar y habilitar».

El grupo Santa Margarita, del que formaba parte el inmueble ahora en demolición, estaba formado por dos edificios de 92 viviendas de protección oficial, que fueron inaugurados en octubre de 1955 por el dictador Francisco Franco. El primer bloque, colindante a la actual sede de los juzgados, fue demolido en 2011 y en el solar se habilitó un espacio de aparcamiento, igual que se va a hacer ahora -ambos de forma provisional- con el solar del segundo bloque, de 947 metros cuadrados y cuyos trabajos de demolición fueron adjudicados a Construcciones y Desmontes Ribera Navarra por 180.723 euros.

Estas actuaciones fueron programadas en su momento dentro del plan de remodelación urbanística Ibiza Centre, promovido por el entonces alcalde Xico Tarrés y aprobado en 2007, que también incluía, entre otras actuaciones, la demolición del antiguo colegio de Sa Graduada para albergar la nueva sede de los juzgados, actualmente en construcción. También formaban parte de la unidad de actuación el solar de la antigua delegación del Gobierno y la nueva escuela de Sa Graduada y el edificio de Es Pla de Vila -donde se reubicó a los antiguos inquilinos de las viviendas protegidas de Santa Margarita-, estos dos últimos ya ejecutados.