? Tan pronto como aparecen, poco antes de las tres de la madrugada, los agentes de la Guardia Civil para controlar la 'Operación Salida' del West End, se produce una auténtica estampida de vendedores ambulantes, que huyen despavoridos por las calles adyacentes. En cuestión de segundos, no queda ni uno solo, a pesar de que a esa ahora la calle aún está repleta de gente.

En cambio, y como si respondiera a una acción perfectamente planificada y sincronizada, en ese mismo instante empieza a desplegarse por la zona una legión de prostitutas (todas ellas subsaharianas también) que tratan de 'cazar' a los numerosos jóvenes que salen de los bares y que todavía permanecerán unos minutos merodeando por la zona, con los vasos o botellas en la mano. De hecho, todo Sant Antoni es un enorme botellón, dado que casi todos los turistas consumen las bebidas en la calle, en el Passeig de ses Fonts o en cualquier otro lugar de la vía pública, pese a que, como tantas otras cosas, está prohibido. El botellón propiamente dicho, el que celebran jóvenes residentes en zonas concretas, sigue produciéndose en ses Variades, donde muchos coches hacen las funciones de bares improvisados.