Los once operarios de las depuradoras de Vila, Sant Antoni y Cala Tarida dijeron ayer basta y decidieron por «unanimidad» convocar una huelga indefinida que, presumiblemente, arrancará en los primeros días de agosto. «No podemos más. La sobrecarga de trabajo se produce un día tras otro y lo que pedimos [la subida salarial a la empresa, Cadagua, del grupo Ferrovial] es justo. Se acabó». Con estas palabras, Diego Infante, el representante sindical de los trabajadores (USO), expresa el sentimiento de sus compañeros, que decidieron el paro indefinido tras sopesar los pros y contras del paro y la oferta económica de la empresa durante algo más de tres horas.

A los operarios no les salen las cuentas con la propuesta económica de Cadagua, que se limita sólo a la subida del coste de las horas extras y del complemento por las guardias. La plantilla reivindica una subida salarial del 15% en el primer año y un incremento paulatino hasta alcanzar el 25% en tres años. Infante explica que las subidas que propone Cadagua afectan sólo a «variables», por lo que no siempre se cobra lo mismo, en función de las horas de más o guardias que pueda hacer cada empleado.

El sueldo base de un oficial de primera es de 907 euros brutos y el de un oficial de segunda y tercera, de 888 euros (sin sumar complementos). Infante asegura que en otras depuradoras de la Península los sueldos son hasta un 30% más altos, destaca Infante.

El otro punto que enfrenta a las dos partes es la del personal. A los trabajadores no les basta «el compromiso» de la empresa de pedir a la Agencia Balear del Agua (Abaqua), dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente, más presupuesto para contratar a una persona más por planta, la dotación que se precisa necesaria para «cubrir los turnos con garantías», según Infante. El representante de la plantilla asegura que el compromiso se limita a pedir, pero no a asumir la demanda en el caso de que Abaqua se negase a aportar más recursos. «No han dicho eso, sólo se han comprometido a hablar con Abaqua. ¿Y cuándo será, además?», cuestiona.

A menos que la empresa lance una contraoferta al alza o que se alcance un acuerdo en el tribunal de mediación y arbitraje, las tareas de mantenimiento de estas tres depuradoras se reducirá a lo mínimo en el momento álgido de la temporada, cuando las depuradoras trabajan a pleno rendimiento.

Una persona más por planta

Infante advierte de las consecuencias del paro. «Habrá que ver cómo quedan los servicios mínimos, pero con el personal de ahora ya hay problemas para cubrir los turnos. Si se producen averías o vertidos [durante la huelga], posiblemente no se podrán atender porque lo más probable es que sólo haya una persona en la planta».

El representante sindical asegura que, en las condiciones actuales, «muchas veces no se puede sacar el trabajo del día a día. A veces se queda una sola persona en un turno. De cara al ciudadano, no va a ser nada bueno [la huelga]», vaticina. «Damos todo lo que podemos, pero nos falta una persona por planta», agrega.

Aparte del jefe de planta, el capataz y el adjunto, la plantilla está formada por 11 operarios, de los cuales cinco se destinan a las plantas de Vila, otros cinco a la de Sant Antoni y uno a la de Cala Tarida. En principio, los turnos de mañana y tarde se cubren cada uno con dos trabajadores, pero para cubrir las libranzas, a veces en el turno de tarde sólo hay una persona, dice Infante. Y si alguien se pone enfermo, destaca, el problema se acrecienta y obliga a los trabajadores a cambiar turnos y horarios para suplir la falta de personal, advierte.