La lectura de monólogos del supuesto debate de política general iba bien hasta que el grupo del PP se dio cuenta de que, casualmente, la intérprete de lenguaje de signos (para la transmisión vía streaming) se tomaba su descanso en el momento que tenía que intervenir su portavoz, Mariano Juan. Justo cuando iba a tomar la palabra por segunda vez, la intérprete se levantaba de su silla, lo que provocó la queja del popular. «Quiero saber si la intérprete es para el PSOE o para todos los grupos», preguntaba Juan al presidente, Vicent Torres, mientras, acongojada, la traductora se ponía de nuevo rauda frente a la cámara. «Cada vez que iba a intervenir se ha levantado, me parece una falta de respeto», criticaba Juan.

El conseller del PP se dio cuenta de que se le había ido la mano y al final le pidió perdón a la intérprete. «No va contra ella, le pido disculpas. Seguramente tenía que descansar, pero si no son capaces de poner a dos personas para cubrir las intervenciones de todos los grupos, no pongan a ninguna», dijo.

Tras el pleno, la vicepresidenta primera, Viviana de Sans, lamentó que la traductora se hubiera marchado «llorando», al tiempo que negó que se le hubiera dado ninguna directriz política. La consellera de Bienestar Social, Lydia Jurado, explicó que, en estas fechas, había sido imposible contar con otra persona y aclaró que la contratada le había advertido antes de que iba a tomar sus descansos sin estar pendiente de qué grupo iba a intervenir. «He cometido el error de no informar de ello», dijo Jurado.

En la sesión de la tarde, en la que se sometieron a votación las propuestas de resolución presentadas por los grupos, que también se retransmitió por Internet, ya no hubo traducción para personas sordas.

El conseller de Hacienda, Gonzalo Juan, asestó un duro golpe al otro Juan, el popular, al revelar que éste le había confesado, en conversación privada, que ayer mismo le habían dado cita para pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) para agosto, cuando por la mañana había criticado con saña que el periodo medio de espera es de cuatro meses y medio. «Esto es una puñalada», le respondió entre risas Mariano Juan, que, para tratar de salir de la incómoda situación, agregó: «Ahora dan cita para noviembre». «Soy malo, es una puñaladita», le replicaba su ´amigo´ Juan.

Durante el debate de la mañana, que contó con la presencia, en el momento de máxima audiencia, de 16 espectadores, entre ellos los alcaldes de Vila y Sant Josep, Rafa Ruiz y Josep Marí Ribas, la portavoz de Podemos-Guanyem, Viviana de Sans, reconoció que la alianza con el PSOE es necesaria para contar con «una mayoría progresista en la isla», aunque «no sea fácil explicarlo a los militantes [podemistas] más apasionados». Para marcar terreno, De Sans subrayó que sin su grupo «ni de lejos el PSOE haría lo que está haciendo», mientras que la portavoz socialista, Marta Díaz, destacó la «fortaleza» del gobierno pese a que «nadie daba un duro por este pacto». Mientras, el ahora obediente Miguel Vericad seguía los discursos desde su nueva responsabilidad de no romper la disciplina de voto del grupo sin tarea de gobierno.

Finalmente, el PSOE y Podemos-Guanyem evidenciaron que su matrimonio de conveniencia ha superado su última crisis, votando a favor de las propuestas del otro, que, por su escasa repercusión, no variarán el rumbo de la historia del Consell, como «la minucia», según la consellera del PP, Carmen Domínguez, de «aumentar el aparcamiento de bicicletas de la sede del Consell» o «la apertura de un proceso participativo para poner un nombre al Casal de Entidades». Pese a que Jurado no encajó bien esta crítica, esta vez Podemos y PSOE fueron clementes y aceptaron 30 de las 45 propuestas del PP.