La historia de un símbolo que es mucho más que un cuadro, su origen, su significado, el recorrido que realizó por América y Europa hasta su llegada a España en la transición y todo lo que rodea a esta emblemática obra de Picasso se pueden encontrar en la muestra itinerante que desde este viernes y hasta el próximo 23 de julio se expone en la plaza de sa Riba del puerto de Ibiza.

Organizada por la Obra Social la Caixa, la muestra 'El viaje del Guernica' propone un recorrido histórico por la obra del pintor malagueño, desde su encargo por el gobierno republicano y los primeros esbozos en el año 1937 hasta su emplazamiento definitivo en el Museo Reina Sofía en el año 1992. Este viaje lo puede realizar el espectador en solitario por el recinto expositivo de 200 metros cuadrados, compuesto de dos salas, o también en una visita guiada dos veces al día los fines de semana. Ayer, primera jornada de la exposición y con una mañana que invitaba más a disfrutar de la playa, la primera visita guiada no tuvo gran afluencia, pero sirvió para que los presentes conocieran un poco más la historia de la obra y del autor, de manera didáctica y entretenida, de la mano de Rosa Marzo.

Al visitante una de las primeras cosas que le llaman la atención de la muestra es la gran cantidad de documentación, vídeos, mapas y reproducciones que se exponen para ofrecer un completo esquema de la obra. Desde los primeros bocetos que realizó Picasso en color y que luego cambió al blanco y negro para imprimirle esa dramática realidad que mostraba la guerra en los periódicos de la época, hasta las cartas que se cruzó el autor con los responsables del encargo en 1937 y en el que se zanjaba un precio de 150.000 francos, una cantidad que por otra parte nunca se supo si cobró el artista malagueño. El documento no es baladí porque medio siglo después resultó el argumento perfecto para convencer al MoMA neoyorquino de que el cuadro debía regresar a España.

Viaje de ida y vuelta

Ese recorrido que durante cincuenta años protagonizó el Guernica obviamente estuvo marcado por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Tras su primera exhibición en la exposición de París en 1937, el cuadro comenzó un periplo por Europa y acabó en Estados Unidos, donde se instaló más de 40 años en el MoMA. Desde allí, realizó diversas giras por el país e incluso viajó de nuevo a Europa. De aquel viaje a Milán en 1953, en la exposición del Caixa Forum hay varias fotografías que reflejan el impacto del cuadro en una población que vivía una dura época de postguerra.

Para entonces, y eso es algo que la muestra también recoge fielmente, la figura de Picasso y su obra habían generado gran controversia. Tras su afiliación al partido comunista francés dos años después de la liberación de París, el artista había sido perseguido y, como todo comunista de relevancia internacional, también fue investigado por el FBI. Los documentos que así lo acreditan también se pueden contemplar en la sala de exposiciones.

La figura del autor levantaba suspicacias, pero también su obra, que durante años fue objeto de numerosísimas interpretaciones. La figura del toro y sus ojos, el caballo, la flor, el dolor de los personajes...todos los elementos del cuadro se analizaron en simposios y se discutieron por expertos. En los años de la postguerra el cuadro visitó París y las principales ciudades alemanas. Ya entonces, con un mundo partido políticamente en dos bloques, el Guernica se convirtió en un símbolo que debía empujar a la necesaria reconstrucción de un continente asolado por la guerra y los bombardeos. Picasso había sido el autor del cuadro de la paloma que fue el símbolo de la paz en el Congreso Mundial de Partidarios de la Paz celebrado en París en 1949. Un trabajo más que ayudó a acrecentar el simbolismo de su obra.

El Guernica, enrollado como una alfombra, viajó y recorrió decenas de ciudades de Europa y América. Esos viajes le provocaron un deterioro que también se refleja con claridad en imágenes y vídeos en la exposición. Un desperfecto que se vio agravado por un ataque con spray que sufrió el cuadro en 1974 por activistas norteamericanos. Ser un símbolo de la paz también tenía sus consecuencias negativas.

De vuelta a España

La muestra guarda un importante espacio al regreso de la obra a España y todo lo que aconteció a su alrededor. Picasso ya había dicho (nunca lo dejó escrito) que no quería que la obra regresara a España hasta que el país no recuperara la democracia. Franco había muerto hacía seis años, España había superado un golpe de estado y las negociaciones políticas y culturales se aceleraron hasta que el Guernica llegó a España el 10 de septiembre de 1981.

El impacto social que provocó la llegada de la obra a una España todavía imberbe democráticamente a principios de los años 80 se refleja con numerosos recortes de periódicos y fotografías.

Su primer hogar en Madrid fue el Casón del Buen Retiro y se expuso bajo fuertes medidas de seguridad y con vidrio protector. Las protecciones fueron desapareciendo a medida que el país avanzaba hasta acabar en la ubicación actual del Museo Reina Sofía.

La exposición culmina con varios paneles donde se muestra la influencia de la obra, como un audiovisual del artista Rogelio López Cuenca realizado en 2017, que ayuda a entender la inspiración que sugiere el trabajo del artista malagueño. Picasso tardó tan solo cinco semanas en completar una obra que lleva más de setenta años mostrándose al mundo como símbolo del horror que provocan las guerras.