El director del colegio Guillem de Montgrí, Javier Rey, es profesor de Inglés, pero siente debilidad por las ciencias. De ahí que siempre haya sentido que esta especialidad quedaba marginada en su centro al no contar con una jornada específica «como sí tiene el Día del Libro, que además cuenta con los planes de fomento de la lectura, pero la ciencia se deja de lado».

Así que, desde hace cinco años, esta escuela de Sant Antoni celebra también un día dedicado a las ciencias «para acercarla de manera divertida a los niños, que aprenden mucho y se lo pasan magníficamente porque pueden experimentar con sus propias manos», destaca Rey. Además, la jornada didáctica cuenta con la peculiaridad de que son los propios alumnos de sexto y quinto de ESO los que se convierten en profesores por un día y se encargan de impartir las clases prácticas a sus compañeros más jóvenes.

En total se organizan 12 talleres, cada uno dedicado a una especialidad y siempre desde una perspectiva lúdica que anime a despertar la curiosidad entre los alumnos. En la clase dedicada a las reacciones químicas, un fuerte olor a vinagre invade toda la estancia mientras una maqueta de un volcán centra las miradas de una decena de niños sentados alrededor. De repente, el cráter empieza a desprender una espuma blanca a modo de lava.

Uno de los alumnos que ha dirigido el experimento, Joan López, explica el fenómeno enfundado en la preceptiva bata blanca de científico que lucen para este día. «Se trata de la reacción que se produce después de haber mezclado 26 cucharadas de bicarbonato sódico con un vaso de vinagre y jabón para la vajilla dentro del volcán», explica.

Moco radioactivo

En otra clase se encuentra uno de los talleres que cuenta con mayor animación, el de slime, una masa elástica cuya viscosidad se ha merecido otros términos más llamativos para los niños: «moco de elefante» o «moco radioactivo». «Tenemos que echar cola blanca, que no sea para madera, dentro de un bol. Después ponemos pintura para que tenga este color tan bonito y dos cucharaditas de bórax. Luego te sale este tan guay», explican al alimón Danae Sánchez y Alexandra Torres mientras disfrutan hundiendo sus manos en la masa que van formando.

«Es lo que más les gusta, manosear y enguarrarse las manos con el slime», destaca la tutora, Sonia Serra. «Como soy profesora de ciencias, entiendo la teoría de estos experimentos, pero lo bueno es que aquí vemos la práctica y es una manera de que ellos lo aprendan mejor, porque es mucho más divertido», añade Serra.

Además, esta profesora puede trabajar más relajada porque sigue los experimentos mientras alumnos como Álvaro Rubio y Ryan Hamoutan se meten en el papel de docentes. «Lo que más me ha gustado es hacer de profesor, dirigir la situación y llamarles la atención».

¿Les ha gustado mandar? «Sí, pero a algunos hemos tenido que gritarles y castigarles sin tocar el slime porque no dejaban de hablar». «Seremos más buenos ahora con los profesores después de haber visto lo que sufren», prometen.

En la misma clase, Carlos Balboa también juguetea con el «moco radioactivo», pero en un taller anterior ha encontrado el experimento que más le ha sorprendido hasta el momento. «Hemos hecho una depuradora casera con un tubo al que le poníamos una capa de algodón, una de grava fina, otra mediana y otra gruesa y, luego, unas gasas. Le echabas agua sucia y te salía limpia», recuerda asombrado.

En una de las aulas se encuentran varios alumnos de quinto y sexto enseñando a un grupo de niños mezclado de cursos inferiores, todos ellos ojipláticos siguiendo hasta cinco «curiosidades científicas». Como los cohetes de manzanilla, en los que se vacía un sobre de esta infusión para formar un canuto que se coloca verticalmente sobre la mesa y sale despegado al prenderle fuego «porque el aire caliente tiene menor densidad».

El director también acude a este taller y se apasiona con el nitinol, «una aleación de níquel y titanio» que sirve de material para unos clips y muelles muy especiales: «Los deformas, los tiras en agua caliente a 60 grados y mira qué pasa... ¡vuelven a su forma original!», exclama ante la atónita mirada de los niños.