El piloto del Ibanat murió por los golpes sufridos al estrellarse en el mar. La autopsia practicada hoy ha revelado que el cadáver de Antonio Alfaro presenta múltiples fracturas y traumatismos causados por el fuerte impacto de la avioneta contra el agua. No hay signos de ahogamiento, por lo que el piloto habría fallecido en el acto tras la colisión y acabó hundiéndose con el aparato, localizado el viernes a 62 metros de profundidad y dos millas de la costa de Pollença.

La aeronave fue recuperada anoche y trasladada en un buque de la Armada a la base naval de Portopí, en Palma. Allí ha sido inspeccionada hoy mismo por la Guardia Civil, que investiga las causas del siniestro. Las primeras hipótesis apuntan a un fallo mecánico en pleno vuelo.

El médico forense ha comprobado que la causa de la muerte de Alfaro fue un importante traumatismo en la cabeza. El piloto presenta además fracturas en brazos, piernas y otras partes del cuerpo. En el cadáver no se han apreciado signos de ahogamiento.

Los resultados de la necropsia avalan la hipótesis de que Antonio Alfaro falleció al chocar su aparato contra el mar cuando trataba de realizar un amerizaje. Era un maniobra muy complicada. La avioneta, un Air Tractor 802, tiene el tren de aterrizaje fijo, lo que aumenta las posibilidades de vuelco al intentar deslizarse en el agua. Además, las condiciones marítimas eran muy adversas, con olas de fuerza 6. Así, el choque contra el mar habría sido muy violento.