Nueve camas (una litera con 4 y otra con 5) en un «pequeño apartamento» es lo que se anuncia en Airbnb. Las literas se acumulan en el espacio, llegando incluso a situarse en un balcón, que aparentemente (según se aprecia en las imágenes), está cerrado.

El anunciante explica sin rubor que tiene un «pequeño apartamento que todos los veranos transformo en un mini albergue» para turistas con bajo presupuesto. A pesar de que en el anuncio aparece el precio de 25 euros por noche y cama, el propietario explica en el texto que en julio y agosto el precio se duplica: 50 euros por noche y cama.

Las cuentas son muy claras: si durante julio y agosto tiene alquiladas todos los días todas las plazas el beneficio de este casero sería de 27.900 euros.

Cámara de vigilancia

Cámara de vigilancia

El piso se ubica en Platja d´en Bossa y dispone de una cámara de seguridad en el salón para controlar a los inquilinos. También se advierte de una multa de 15 euros si alguno de los residentes pierde la llave. Este alquiler se lleva anunciando en Airbnb desde marzo de 2017.

Este es un ejemplo más de los abusos que se cometen en la isla a la sombra de la dificultad existente para acceder a una vivienda y que se convierten en negocios muy lucrativos gracias a la visibilidad que tienen este tipo de ofertas en plataformas como Airbnb.

Esta web especializada en alquiler vacacional permite anuncios que en Ibiza generan muchísimas críticas y levantan ampollas, debido a que se genera un negocio muy lucrativo en torno a verdaderas infraviviendas y a la necesidad de tener un techo.

El pasado verano se alquilaba un chamizo con un simple cubo de plástico como retrete a 21 euros la noche, unos tipis «con encanto» (que no dejan de ser unos pocos metros cuadrados de tela) a precio de oro: entre 60 y 90 euros la noche. Cualquier cosa vale ante la desesperación de quienes no encuentran cobijo.