El empresario ibicenco Marc Rahola Matutes tiene una capacidad sorprendente de emprender negocios exitosos. A su cadena de hoteles en lugares emblemáticos, que inició con el OD Talamanca y con la que ya ha dado el salto a Estados Unidos (concretamente a Miami); una empresa constructora y una inmobiliaria; un fondo de inversión; despachos de arquitectura, ingeniería y obra civil, suma desde hace cinco años la producción de almendras en tierras aragonesas y catalanas bajo la marca Ocean Almond.

OD Group inició esta aventura en el sector primario con una inversión de alrededor de 300.000 euros, y Rahola proyecta que evolucione de tal manera que en 2022 le convierta en uno de los dos mayores productores de este fruto seco en Europa gracias a las 3.500 toneladas al año que prevén generar.

En la actualidad, Ocean Almond, integrada en el holding OD Groupholding, es «una de las compañías agroalimentarias con mayor superficie de España dedicadas al cultivo de almendra con importante reconocimiento por parte del mercado nacional por su nivel de concentración y gestión de tierras agrícolas con técnicas de agricultura y riego intensivos», según explican desde la empresa.

El propio Rahola detalla que están cumpliendo las «predicciones y el plan de negocio iniciales». «Actualmente la inversión es de 15 millones de euros y disponemos ya de 1.150 hectáreas ya que cerramos [la gestión] del último campo [de cultivo] hace semanas».

Objetivo: 4.000 hectáreas

Completada esta fase, dispondrán de un total de 1.500 hectáreas de cultivo que les permitirán «convertirse en uno de los grandes players de Europa» dentro de este mercado. «Tenemos un plan para, en los próximos cinco años, ampliar hasta 4.000 hectáreas y empezar a producir desde California (Estados Unidos), la cuna de la almendra», anuncia el empresario ibicenco.

La decisión de entrar en el sector primario fue meditada. Aunque Rahola reconoce que el campo «siempre le ha seducido», explica que el proyecto le llegó como tantos otros, aunque lo analizó «con más cariño» por la debilidad que siente por la naturaleza. «Había un proyecto desarrollado por unos ingenieros agrónomos con el IRTA (Institut de recerca tecnológica agraria), para implantar el sistema de producción ultraintensiva australiano en España», recuerda el empresario, que añade: «Habían hecho un estudio para ver qué cultivos eran aptos para acogerse a las inversiones de la Unión Europea para la reconversión y recuperación del campo de Lleida». El objetivo de ese proyecta era, dice, «pasar esas tierras de secano a regadío».

Esos ingenieros acabaron concluyendo con su estudio que la almendra era una opción muy válida. «Ya que si comparamos la producción de almendra en secano -añade Rahola- puede estar entre los 80-120 kilos por hectárea de fruto pelado, y con este sistema estamos entre los 2.500 y los 3.000 kilos por hectárea, por lo que la productividad sube y el coste cae de manera más que drástica».