«Todavía no lo he asimilado», reconoce Alda Yurramendi, que esta misma tarde, a las 19 horas, recibirá el premio 8 de Març de la manos de Dones Progressistes en el Club Diario de Ibiza.

«Todo mi trabajo con las personas inmigrantes lo he hecho de forma voluntaria y jamás pensé que me darían un galardón por ello», afirma con humildad la presidenta de la Asociación Cultural de Residentes Uruguayos e integrante de la Plataforma por la Convivencia. De hecho, pidió un tiempo para pensar sobre ello. Después de una semana de reflexión, decidió aceptar el reconocimiento, que, afirma, «recibe con mucha alegría».

Nacida en la capital de Uruguay, Montevideo, Alda Yurramendi estudió hasta Secundaria y se puso a trabajar realizando distintos oficios. «Estuve en una peluquería y en una fábrica de perfumes, jabones y polvos de talco», recuerda. Desde su juventud se implicó en la lucha social y participó también en política. Fue en los años 70 en el Frente Amplio, una fuerza que nació de la coalición de varios partidos de izquierdas y grupos de ciudadanos independientes y progresistas. «Siempre me han interesado las reivindicaciones sociales», afirma.

Una nueva etapa

Una nueva etapa

Cuando llegó la dictadura a Uruguay decidió trasladarse a Argentina, en concreto, a Buenos Aires. Tenía unos 20 años. De esa etapa guarda también «buenos recuerdos». Allí empezó a reunirse con gente de otros países latinoamericanos como Chile o Bolivia «para hablar de los problemas de la migración».

En aquellos años empezó a ejercer de fotógrafa, después de realizar algunos cursos en Buenos Aires. «Hice fotos a niños en colegios y también trabajé en alguna oficina», rememora Yurramendi, que afirma que siempre supo adaptarse a todos los lugares en los que ha residido a lo largo de su vida.

Ibiza

Ibiza

Buscando un futuro mejor, en los años 90 decidió trasladarse a Ibiza, isla que sólo conocía por las referencias de su hermana, que residía aquí desde hacía un tiempo.

Al principio le costó adaptarse porque «la realidad de Ibiza era muy diferente» a la de Uruguay o Argentina, pero afirma que se sintió bien recibida en la isla, en la que tiene «muchos amigos ibicencos».

Como otras mujeres inmigrantes, en aquellos primeros años trabajó limpiando casas, cuidando niños y también se dedicó a la fotografía. Yurramendi, que obtuvo en su momento la nacionalidad española, estuvo «un año y medio viviendo en Ibiza sin papeles, de forma irregular».

En la actualidad hay unos 1.500 uruguayos en las Pitiusas, pero en aquellos tiempos había muy pocas personas en las islas originarias de este país o de Argentina. Según explica, «la mayoría era gente que había llegado a Ibiza en los años 70, con el movimiento hippy».

La asociación de uruguayos

La asociación de uruguayos

A comienzos del año 2000 empezó a llegar a las Pitiusas mucha gente inmigrante, sobre todo de Uruguay y de Argentina, debido al corralito. Fue entonces cuando nació la idea de formar una asociación con todos los extranjeros.

En 2003 Alda Yurramendi y otros compañeros constituyeron la Asociación Cultural de Residentes Uruguayos de Ibiza y Formentera (Acruef) para dar apoyo y asesoramiento a los inmigrantes que llegaban a las Pitiusas. Al principio, la agrupación la integraban cerca de una treintena de personas, que se reunían en sus inicios en la sede de Comisiones Obreras, hasta que se trasladaron definitivamente a la Plataforma Sociosanitaria, en Vila.

En 2005, con la ley de extranjería, la agrupación de uruguayos empezó a ofrecer ayuda para poder regularizar la situación de inmigrantes, no sólo compatriotas, sino también personas procedentes de otros países como Marruecos, Senegal o Mauritania.

Yurramendi comenzó entonces su formación en «temas de Extranjería» para poder asesorar a las gente extranjera que llegaba a la sede de la agrupación.

Plataforma por la convivencia

Plataforma por la convivencia

La presidenta de Acruef también se convirtió en la portavoz de la Plataforma por la Convivencia, un agrupación que reúne a 16 asociaciones de extranjeros de las Pitiusas y que tuvo su origen «en el encierro de inmigrantes que se produjo en la iglesia de Santa Cruz en 2001».

Gracias a las reclamaciones de esta entidad, se consiguió, «a finales de 2009, la creación de la oficina de Extranjería en Ibiza, en la Casa del Mar». Comenzó con cinco funcionarios y ahora sólo hay uno, lamenta Yurramendi, que explica que en la actualidad esta oficina «sólo funciona como un registro de papeles y todo se decide desde Palma».

Otro logro importante que destaca Yurramendi es la creación de la Oficina de Información al Inmigrante (Ofim), que primero se ubicó en Cas Serres y más adelante en el Parque de la Paz. Con el tiempo «se ha ido para atrás» en los avances conseguidos, señala Yurramendi, recordando que «la Ofim no funciona desde 2013. aunque desde el Govern balear «han prometido buscar en el bolsín abogados para atender esta dependencia».

Alda Yurramendi también colaboró con Médicos del Mundo cuando el Gobierno decidió quitar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular.

Considera que en asuntos como la inmigración en España «siempre hay dificultades, cada vez más, ya que a los gobiernos no les preocupa mucho este tema».

Con la crisis económica, muchos extranjeros que residían en las Pitiusas decidieron regresar a sus países de origen aunque para la representante de Acruef «la migración es un ir y venir, con gente que va buscando dónde puede vivir mejor».

Alda Yurramendi asegura que nunca se ha planteado volver a Uruguay. «Ya no me adaptaría, en Ibiza me siento bien», afirma. De la isla le gusta su paisaje y cómo se vive. Además, recuerda, tiene aquí a parte de su familia.

Actualmente está jubilada pero continúa como voluntaria de la Plataforma por la Convivencia y como presidenta de la Acruef. Reconoce que le «encantaría» tener a quien le sustituyera al frente de la asociación de uruguayos, pero «falta gente que se comprometa».