La playa de s'Arenal de Sant Antoni ha recuperado un pequeño ecosistema que se había extinguido en los últimos años. Se trata de sa bassa des Regueró, en la desembocadura del torrente del mismo nombre, que ha sido incluida en el catálogo de zonas humedas impulsado por el Fondo Mundial por la Naturaleza y que el Consell d'Ibiza pide que sea una de las zonas protegidas como «microrreserva», una figura prevista por la Ley de Espacios Naturales de Balears y que ya se ha desarrollado con éxito en la Comunidad Valenciana o Galicia.

Este pequeño oasis desapareció con la canalización del tramo final del torrente de es Regueró en una amplia acequia de hormigón. «Antiguamente, el humedal debía llegar desde la orilla de la playa hasta un centenar de metros atrás», explica el biólogo y presidente del Grup d'Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB Ibiza), Joan Carles Palerm.

La recuperación del ecosistema ha sido posible por el aumento de las lluvias en los últimos años y porque el Ayuntamiento de Sant Antoni decidió proteger su perímetro de las excavadoras que limpian la playa de s'Arenal. «Seguimos una política de respeto máximo a las características de esta playa y, al igual que ya hace años que a Cala Salada no se lleva arena, en s'Arenal no retiraremos la vegetación que allí crece», destaca el concejal de Medio Ambiente, Pablo Valdés.

Conservación

Por el torrente discurre ahora un pequeño cauce hasta la playa que, en los últimos años, se ha mantenido durante la primavera y hasta principios de verano. «Hace un par de años me fijé en que se había formado una balsa considerable y la vegetación se multiplicaba», recuerda Joan Carles Palerm. «Ahora allí se ha formado un punto de biodiversidad que es muy importante que se conserve», apunta el presidente del GEN, «porque aunque sea pequeño, en Ibiza ya se han secado casi todas las fuentes y apenas quedan humedales de agua dulce».

Por su parte, el Ayuntamiento de Sant Antoni resalta su voluntad de mantener este espacio y afianzar su recuperación. «Nos hemos limitado a respetar las condiciones naturales de ese entorno porque, con las lluvias, se ha podido recuperar el paisaje que era típico de la desembocadura del torrente» destaca Pablo Valdés.

«Ahora vuelve a ser un humedal con vegetación propia de agua dulce y de una desembocadura de río, con cañizo y junco». «Para nosotros es un activo, forma un paisaje atractivo y ni se nos ha pasado por la cabeza que pasen las excavadoras por allí», resalta Valdés.

Pequeño humedal

Precisamente, sa bassa des Regueró es uno de los humedales recopilados por un inventario realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Govern balear. El equipo técnico encargado de redactar presentó un esbozo del proyecto a mediados de junio en el Consell de Ibiza, en una reunión con el departamento de Medio Ambiente y asociaciones conservacionistas de la isla.

En aquel encuentro, se detalló que se iban a incluir todas las zonas húmedas de las Pitiusas con una superficie mínima de 0,10 hectáreas, «con el fin de garantizar su protección y su incorporación al inventario del Plan Hidrológico». De momento, a la espera de su aprobación definitiva, la conselleria de Medio Ambiente del Govern balear ha descartado la incorporación del pequeño humedal de la playa de s'Arenal al Plan Hidrológico. «Es una balsa muy pequeña que, por su medida, sería demasiado ambicioso declarar como zona húmeda», admite el conseller insular de Medio Ambiente, Miguel Vericad, «pero sí que es un lugar de importancia biológica que merece ser protegida».

Microrreservas

Para Vericad, la vía más adecuada para proteger y gestionar sa bassa des Regueró es la «microrreserva», una figura prevista en la Ley de Espacios Naturales de Balears, a pesar de que todavía no se ha desarrollado. Para ello, el Consell d'Ibiza ha presentado una alegación al Plan Hidrológico de Balears y fue una de las propuestas que planteó Vericad al director general de Espacios Naturales, Miquel Mir, durante su visita a Ibiza la semana pasada junto al conseller de Medio Ambiente del Govern balear, Vicenç Vidal.

A través de una microrreserva, «se puede llevar a cabo una gestión muy cuidadosa, sencilla y efectiva, porque funciona como una pequeña reserva urbana o periurbana que es muy interesante conservar para la educación ambiental».

«Una cosa es el catálogo a nivel de planificación hidrológica y otro tema es la planificación de la conservación de la flora y fauna en los cursos de agua dulce», precisa Miguel Vericad. En este sentido, el conseller insular de Medio Ambiente ha propuesto al Govern balear, la institución con las competencias en esta materia, que lleve a cabo «una cartografía y descripción de los torrentes que todavía se conservan» y después «un plan de actuación» para garantizar su conservación.

Junto a sa bassa des Regueró, que además de un vivero de plantas características de humedales de agua dulce se ha convertido en un criadero de ranas, en Ibiza se encuentran otros pequeños humedales en grave riesgo que destacan por su valor ecológico. Incluso, en algunos de ellos se encuentran endemismos, por lo que el Consell pide que sean protegidos a nivel autonómico.

Caracoles de agua dulce

Como ejemplo, Vericad explica que «en el tramo de 50 metros con agua que queda en el torrente de Benirràs, habita un pequeño caracol que sólo se encuentra en dos o tres torrentes de Balears». Otro pequeño molusco de agua dulce se conserva todavía en la fuente de Cala Xarraca, junto al aparcamiento habilitado, «como algunos que se encuentran en ses Feixes y que dejarán de existir en el momento en que desaparezca esa fuente», lamenta. Otros ecosistemas que ahora «carecen de caracterización formal por su pequeña medida» son el torrente de s'Aigua o es Torrentàs en es Jondal, apunta Vericad.