La conselleria balear de Medio Ambiente ha abierto sólo 20 expedientes de sanción este verano por el fondeo de embarcaciones sobre praderas de posidonia en las Pitiusas. Hace unos días, el Ejecutivo informó de que entre julio, agosto y septiembre el servicio de vigilancia externo contratado (la empresa Solrac+) ha auxiliado a 3.149 barcos para fondear (visualmente o a través del canal de radio) en el litoral pitiuso y ha forzado a 1.835 a cambiar de ubicación al afectar a la planta submarina.

De los 20 expedientes, 10 se corresponden con casos producidos en Ibiza (seis más que la temporada anterior) y los otros 10 en Formentera, uno menos que en 2016. El servicio de vigilancia contratado se lleva a cabo sólo en el ámbito del Parque Natural de ses Salines.

Los expedientes abiertos obedecen fundamentalmente a casos en los que los patrones de las embarcaciones se han negado a desplazarse fuera de la posidonia o bien eran reincidentes. La tramitación de los expedientes abiertos puede tardar un año. Tampoco se ha fijado aún la cuantía de las sanciones. En todo caso, los instructores acostumbran a calificar esta infracción como leve, lo que, según la LECO, supone el pago de una multa de entre 100 y 6.000 euros.

El director general de Espacios Naturales y Biodiversidad, Miquel Mir, apunta que 20 expedientes pueden parecer pocos en comparación con el número de intervenciones, pero puntualiza, por un lado, que los vigilantes no tienen capacidad para levantar actas de sanción, sólo los agentes de medio ambiente (se han ido embarcando en las barcas de este servicio en función de la disponibilidad) y la Guardia Civil (Seprona).

Objetivos del servicio

Por otro lado, Mir destaca que el objeto de la puesta en marcha de este servicio era «reducir el impacto sobre la posidonia y crear una conciencia social» sobre la importancia de la protección de esta planta acuática. En este sentido, dice que «se ha logrado por primera vez en Balears que uno de los temas principales sea éste y que haya una concienciación social que no había habido nunca».

Asimismo, Mir apunta que los propios agentes de medio ambiente no esperaban que en un verano el servicio de vigilancia lograra tantas operaciones: «Más de 6.500 [en Balears: 4.984 en las Pitiusas,1.409 en Mallorca y 285 en Menorca] es una barbaridad que nadie se esperaba. Ha sido un éxito»

Cifras de actividad del verano

Cifras de actividad del verano

El servicio de vigilancia asistió en julio en las Pitiusas a 620 embarcaciones (con ayuda visual o a través del canal de radio) y obligó a cambiar su posición de fondeo a641. En agosto, las cifras se dispararon, con 1.951 respuestas de atención a patrones que buscaban un emplazamiento para lanzar el ancla y 899 que fueron obligados a cambiar de zona. En septiembre, la actividad bajó, con 578 servicios de asistencia y 295 desplazamientos forzados para no dañar las praderas.

Mir destaca que en julio hubo más intervenciones para forzar el traslado de yates fuera de las zonas de posidonia que de asistencia para cambiar de fondeo y que, en cambio, en agosto fue al revés, lo que constata, dice, «una evolución» en la concienciación social. También apunta que «en un porcentaje elevadísimo» los patrones de los barcos desplazaban sus barcos cuando los vigilantes advertían de que estaban sobre posidonia.

María José Estarellas, impulsora de un grupo de voluntarios que vigila el fondeo en el litoral a bordo de kayaks, sostiene que la apertura de 20 expedientes son muy pocos e insiste en que el conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, «no puede retrasar más» la aprobación del decreto de la posidonia. Mir señala que «pronto» saldrá a exposición pública el decreto, con la idea de que esté en vigor el próximo verano. El director general de Espacios Naturales resalta que si ahora para sancionar se debe demostrar que se ha producido un daño a la posidonia, con el decreto quedará «claro» que no se puede fondear sobre praderas. «Será un paso importante porque no habrá dudas y dará seguridad jurídica», apunta

El grupo de voluntarios de Estarellas ha intervenido en «cientos y cientos» de ocasiones, en las zonas de Talamanca, es Codolar e incluso de ses Salines y es Cavallet, en el Parque Natural, al comprobar que había embarcaciones fondeadas sobre posidonia.

Para Estarellas es «muy frustrante» que, en su caso, sólo entre el 10 y el 15% de los patrones de los yates mal fondeados les escuchan y se desplazan a otro lugar. «La mayoría no se quiere mover. Muchos son chárter y el capitán es un mandado. El cliente quiere fondear en una zona concreta y le es igual si hay o no posidonia», lamenta.

«No basta con la información»

«No basta con la información»

En este sentido, destaca que el problema no está en la falta de información, sino en que ni hay decreto de la posidonia ni medios para controlar y sancionar. «No basta con información. La gente sabe lo que es la posidonia», indica Estarellas, que compara la situación con el hecho de que «no hubiera policías locales para multar y uno pudiera aparcar donde le da la gana porque no pasa nada».

También considera «muy pocos» los 20 expediente abiertos. Estarellas explica que en todo el verano sólo ha llamado a la Guardia Civil «en cinco ocasiones», ya que ésta debe desplazar la única embarcación de la que dispone desde Formentera y puede tardar «cuatro o cinco horas» en llegar. «Siempre responden, pero sé que si los llamas y luego se produce una urgencia, se les puede ahogar alguien en otro lado mientras atendían una llamada mía. Tengo conciencia. No lo hago por esto, sino estaría todo el día llamando», explica.