Los vecinos del barrio de es Clot, en Vila, concluyeron ayer sus fiestas con una guerra de espuma para los niños y una paella para todos. A las 11 de la mañana comenzó el juego de la espuma en el Parc de la Pau y los más pequeños asistieron preparados con bañadores, gafas de piscina y chanclas. La timidez y el miedo al cañón de las burbujas contuvieron el ansia de los niños momentáneamente, pero enseguida ocuparon la plaza y se hundieron en la espuma hasta las cejas. Nadie se libró del chorro de pompas porque los niños se encargaron de buscar a sus padres, la mayoría de ellos ocultos tras el muro, y los embadurnaron con la espuma que trasladaban de un lado a otro.

300 raciones de paella

Eran casi las 12 del mediodía cuando la espuma se agotó y el parque empezó a oler a marisco. En la zona del bar, el cocinero Toni Roig iniciaba la preparación de la paella que más tarde degustaron 300 personas. Muchos curiosos se acercaron para ver la preparación de la comida y felicitaron al chef por el olor que desprendía. Después de sofreír 20 kilos de sepia, 50 kilos de carne, más de 200 gambas y tres cajas de mejillones, Roig incorporó a la paella los 55 kilos de arroz que tenía preparados. A las 14 horas, los residentes del barrio pudieron disfrutar de la paella, la ensalada y la sangría que la asociación de vecinos les preparó como fin de fiesta.