Los nervios estaban ayer a flor de piel en Can Misses. Toni Torres, uno de los adiestradores que, de forma altruista, trabaja en el proyecto Dogspital, ya se encontraba en el centro hospitalario media hora antes de la visita del perro León a su dueño ingresado en el centro para cerciorarse de que todo iba bien. Torres ha sido el encargado de trabajar con León para que esta visita fuera posible: «Apenas hemos tenido, pero con una sola sesión ha sido suficiente», comentaba el adiestrador. «Un par de premios y estaba listo. Es uno de esos perritos falderos, una raza de perro pequeño fácil de manejar», añadía.

La visita estaba programada a las 16.30, hora en la que el can hizo su aparición por las puertas del hospital entre fogonazos de los flashes de las cámaras. Muy emocionado, saludó al que había sido su adiestrador por un día mientras este le colocaba el pañuelo que es obligatorio para todos los animales que acudan a estas visitas del proyecto Dogspital. Una vez vestido para la ocasión y sin necesidad de que le indicaran hacia dónde debía dirigirse, León recorrió los treinta metros que separan la puerta principal de la sala construida a coste cero para estas visitas en apenas unos segundos. Casi parecía que sabía a quién iba a encontrarse en la sala de Dogspital.

Vamos a la calle, León

Y por fin tuvo lugar el reencuentro. León, en cuanto dirigió su mirada hacia el interior de la habitación y vio a su dueño, José, de espaldas, corrió hacia él. El resbaladizo suelo del hospital no pudo retrasar más que un instante el esperado momento en el que el Yorkshire pudo subirse de nuevo al regazo de su amo, al que no veía desde hacía más de un mes, el tiempo que José lleva ingresado. El animal no podía contener la alegría y saltaba de un lado a otro, sin importarle caerse en algún momento de las piernas de su amo, que no hacía más que repetirle: «Vamos a la calle León, vamos, a la calle». La voz del adiestrador también pudo oírse durante este primer instante de emociones intensas: «Qué pasada, ¿no? Esto es increíble», comentó conmovido y con la piel de gallina.

Los familiares de José tampoco podían dejar de sonreír . «Venga León, id a dar una vuelta», le decían. «Algunas personas no entenderan el vínculo que se crea entre un animal y su dueño, pero es muy fuerte», comentaba Vanessa, hija del paciente. «DOSGPITAL DIAIOR DE IBZIA

, apenas hablaba con nosotros, llevaban sin verse más de un mes y, en cuanto se enteró de que podría ver a León, el humor le cambió por completo», añadía. «Aunque mi padre no las tenía todas consigo, esto va a suponer un gran beneficio para él», aseguraba satisfecha.