La mujer sufre muchos tipos de discriminación en el trabajo, pero entre los más graves está el vinculado a la maternidad, según coinciden en señalar la secretario de Acción Sindical de CCOO en las islas, Eva Cerdeiriña, y la responsable de Políticas Sociales e Igualdad en UGT-Balears, Xisca Garí.

Una mujer, especialmente en la franja de edad de 30 a 45 años, va a sufrir a lo largo de su carrera profesional muchos más problemas que un varón no sólo para acceder a un empleo, sino muy especialmente para lograr su promoción interna, especialmente si tiene hijos o está al cuidado de algún familiar.

Garí pone como ejemplo algunos casos que han tenido que ser abordados desde su sindicato en las islas: trabajadoras embarazadas que, pese a estar blindadas ante un despido, son presionadas o ven cómo empeoran sus condiciones laborales para que acepten irse a cambio de una compensación económica; madres que han optado por reducir su jornada para el cuidado de los hijos que son despedidas o que sufren también presiones para que a cambio de una indemnización acepten salir de la empresa; o campañas de «acoso y derribo», con aperturas de expedientes disciplinarios o amonestaciones «absurdas y no justificadas» para así deshacerse de ellas.

Según las sindicalistas, la ausencia de conciencia social en estos casos es flagrante: algunas empresas se niegan a aceptar el coste que les suponen las medidas de protección y de conciliación familiar que se han diseñado para las madres, e incluso penalizan a las mujeres «en previsión» de que vayan a tener un hijo a partir de según que edades.

En este tema, hay de fondo también un problema que va más allá del mundo empresarial y que da de lleno en el conjunto de la sociedad: el cuidado de los hijos o de las personas mayores sigue recayendo por sistema sobre la mujer, quedando los varones al margen.