En mayo de 2o15 el puerto de Vila batió el récord de cruceros atracados el mismo día: cinco. Esta cifra, que era celebrada por la Autoridad Portuaria de Balears en su cuenta de Twitter, no supone tal logro para las organizaciones ecologistas, que en los últimos años están luchando para frenar lo que consideran «grave contaminación» de estas ciudades flotantes.

Así se destaca, por ejemplo, en el informe elaborado por Nature and University Union (NABU), la mayor organización ambientalista de Alemania, y del que se hace eco Ecologistas en Acción en España. En dicho estudio realizado en la cubierta de un crucero turístico se revelan concentraciones de partículas contaminantes hasta 200 veces superiores a los niveles normales. NABU denuncia que estas naves utilizan un fuel oil pesado cien veces más tóxico que el que usan automoviles y camiones, ya que contiene 3.000 veces más de contenido de azufre, «un combustible que está prohibido en tierra, donde es considerado un residuo peligroso». «Las navieras exponen a sus pasajeros a cargas contaminantes altamente nocivas para la salud», aseguraba recientemente Daniel Rierger, uno de los responsables de NABU a Ecologistas en acción.

Por su parte, Oceana advierte del «impacto gigantesco del consumo de combustible de un crucero, que puede llegar a ser equivalente al de unos 12.000 vehículos».

NABU ha hecho mediciones en las terminales de cruceros de puertos como Venecia, Hamburgo, Marsella y Barcelona «y mostraron niveles alarmantes de partículas ultrafinas, uno de los contaminantes más perjudiciales para la salud»; y además focaliza el problema de la contaminación en el Mediterráneo Occidental donde este tipo de turismo se ha disparado en los últimos años.

En Balears, según destacó un portavoz de la Autoridad Portuaria, se está estudiando la instalación de una red de aparatos de medida de contaminación y ruido en los puertos dependientes de esta administración. Este estudio se realiza en colaboración con científicos de la Universitat de les Illes Balears y forma parte de uno más amplio que se desarrolla en el puerto de Palma.

«No compensa y ensucian igual»

En Ibza, el presidente del GEN, Joan Carles Palerm, señala que este tipo de turismo «no compensa» y que «ensucia igual». «Este desembarco que se produce de gente en un solo día no creo que sea rentable. Dicen que gastan mucho y que consumen poco territorio, pero aquí por ejemplo nos cargamos la playa de es Duros, construimos un dique enorme para atraer a estas embarcaciones y ahora con tanto récord seguro que quieren ampliar y abrir más carreteras para salir del puerto», señala Palerm, que duda de que un turista de crucero sea más rentable que uno que se aloja en un hotel.

Por su parte, José Torres, responsable de Ibiza Mar Consignatarios, rechaza cualquier daño medioambiental. «Respeto todas las opiniones, pero si en algo están de acuerdo todos los sectores turísticos es en la rentabilidad y en que no consume territorio. Un turista de crucero gasta una media de 125 euros al día», apunta Torres, que cree que se están viviendo unos años buenos en este sector. «Eso sí, a mi me gustaría saber cómo van a hacer para meter tantos barcos, porque con los de línea regular y los cruceros en el dique de es Botafoc ya no se cabe», apunta. Para Torres, el beneficio de este tipo de turismo es «muy grande» para muchos sectores como el ocio, comercio y restauración, pero Palerm le contradice: «Son un todo incluido flotante».