Sin humo y a la luz del sol, la chatarra es la absoluta protagonista en el paisaje lunar en el que se ha convertido el cañaveral de ses Feixes des Prat de Vila tras el incendio del lunes. «A mí me parece muy bien que todo esto sea terreno protegido, pero por lo menos que nos lo dejen limpiar», dice mientras señala la basura en las acequias uno de los responsables del Lavadero Paco, Emilio Ruiz, que asegura que ellos no pueden sanear el lugar porque se trata de una zona preservada.

Las llamas se quedaron a las puertas de su negocio. «Fue un caos tremendo, y nos ha dejado sin teléfono ni internet, y si el helicóptero no hubiera tardado tanto en llegar y descargar agua sobre las llamas, el incendio no habría sido tan grave, porque está claro que hace falta un helicóptero de extinción en el aeropuerto de Ibiza todo el año», advierte.

«Vimos una gran columna de humo negro y empezamos a sacar los coches del lavadero, pero enseguida llegó la Policía y nos obligó a evacuar», recuerda Ruiz, que puso a salvo todos los vehículos que pudo. «Los llevamos al estacionamiento privado, y tuvimos que pagar un buen dinero por tenerlos allí», explica. Las llamas llegaron a quemar parte de la casa situada muy cerca del lavadero en la que vive un okupa de origen ganés que tuvo que fue desalojado por la Policía y que, precisamente esa misma mañana tuvo que acudir al juzgado para declarar por el proceso que los propietarios del inmueble han emprendido para desalojarlo. Él estaba dentro de la casa cuando los agentes llamaron a la puerta y le hicieron salir.

Ayer por la mañana varios grupos de curiosos se acercaron a ses Feixes para contemplar el triste espectáculo que ofrece el humedal. «Lo de ayer [por el lunes] fue un completo caos», recuerda Luis Sánchez, uno de los muchos que tuvieron problemas para salir de la ciudad, ya que la Policía Local cortó la avenida de Santa Eulària y el segundo cinturón de ronda entre la rotonda de Pachá y la del colegio de Joan XXIII. «A todo esto hay que sumar que el acceso a Jesús está cortado a causa de las obras, así que las colas de vehículos que se montaron eran kilométricas», relata Sánchez mientras observa con unos amigos un grupo de gallinas con dos gallos que picotean entre las cenizas.

«Esto es un basurero»

«Éstas viven aquí, entre las ratas, en libertad pero abandonadas», apunta uno de ellos. Las gallinas pululan entre los restos de varios coches quemados, chatarra abandonada entre las cañas ahora, además, abrasada por el fuego. Otro de ellos, que se llama Raúl y no quiere dar su apellido, añade: «Esto de ses Feixes es un basurero, a mí me parece que ahora, todo quemado, o sea, sin las cañas, está mejor, al menos se ve lo que hay». «Pero no te hagas ilusiones», le responde otro de los curiosos, «porque las cañas éstas crecen a toda velocidad».

En algunas de las acequias se ve correr el agua. «Esto es un humedal y en unas semanas todo esto se llenará de cañas de nuevo» explica. «¡Espero que por lo menos el Ayuntamiento o quien sea retire toda esta porquería antes de que vuelva a desaparecer entre la vegetación!», añade. «Lo que tendrían que hacer», abunda en su razonamiento, «es usar estas parcelas para construir, ¡con la necesidad de vivienda que en la isla, podrían hacer casas de protección oficial, por ejemplo!».

Ayer por la mañana no se veía personal de limpieza. Una grúa retiró los dos coches afectados por el fuego que estaban aparcados en uno de los huecos que hay entre la avenida de Santa Eulària y el humedal.Sí había muchos periodistas y reporteros gráficos fotografiando cada detalle. «A mí ya me han entrevistado tres periodistas», dice con cierto asombro el responsable del lavadero.

Prensa nacionales

Además de la prensa local, ayer por la mañana trabajaban en el lugar dos equipos de periodistas foráneos, una productora y una cadena de televisión de ámbito nacional. «Madre mía, no habrá nada más importante de lo que informar», trolea uno de los curiosos. «Lo que pasa es que esto es Ibiza», razona otro. «Está claro que si se queman cuatro cañas en el humedal de un pueblo perdido en la Península aquí no viene nadie, no lo sacan ni por la tele», bromea su compañero.

Como ellos, mucha gente se acercó ayer por la mañana a ses Feixes para ver el resultado de las impresionantes llamas que el lunes, en apenas dos horas, arrasaron cerca de diez de las 14 hectáreas del humedal, incluido el gran estacionamiento situado junto a la calle Pere Francès.

También acudieron a la zona del incendio el jefe de bomberos, Miguel Sevilla; y varios agentes forestales, entre ellos el técnico de Medio Ambiente del Govern balear Miguel Soriano, que buscaban indicios que pudieran arrojar luz sobre el origen del incendio.

En la otra parte de ses Feixes, en la gasolinera de la avenida de Ignasi Wallis, cerca de la rotonda de Joan XXIII una de las trabajadoras recuerda el «susto» que se llevó el lunes: «Tuvimos mucha suerte porque el viento alejó las llamas en dirección contraria».

En cualquier caso, matiza la empleada, «tampoco habría ocurrido nada, porque el conbustuible está en depósitos subterráneos».