El turismo va muy bien y, por tanto, en principio la economía también, aunque en realidad no tanto como pueda parecer. El buen resultado de la actividad de la industria del ocio en la isla, inmersa en un boom, no sólo no está borrando los problemas de la crisis económica sino que incluso genera otros nuevos, como el de la vivienda. Así se pone de manifiesto en muchas de las opiniones recogidas por este diario, en una selección de 12 personas representativas de diversos ámbitos de la sociedad pitiusa, sobre lo mejor y lo peor del año que ya hemos dejado atrás y los deseos de cara a los próximos 364 días.

Uno de los testimonios más ilustrativos sobre la cara y cruz del turismo es el del presidente de Cruz Roja en Ibiza, Enrique Climent, quien reconoce incluso que el año pasado se equivocó al asegurar en alguna entrevista que la demanda de asistencia de la gente con necesidad se había reducido algo, en torno al 3%. «Me tengo que comer mis palabras porque la situación continúa igual que el año pasado», admite Climent, en referencia a que en verano se notó una mejoría, pero que tras la temporada de verano se ha producido «un repunte» en las peticiones de ayuda.

En los últimos meses, Cruz Roja «por primera vez» ha llegado a atender a más de un centenar de personas en una sola jornada. «Nunca había pasado», resalta Climent. En concreto, en dos jueves se ha cubierto la demanda de 104 y 107 personas, además de haberse dado 1.000 euros en ayudas en un solo día. Por ello, su deseo de cara a 2017 es que se reduzcan las cifras del desempleo, sobre todo fuera de temporada. «Con trabajo la gente tiene otras ganas de vivir», apunta.

Si en el balance de otros años muchas personas consultadas hacían referencia al problema de la corrupción, ahora ha cambiado. El «grave» problema para acceder a una vivienda digna, a un precio asequible, se sitúa al frente de la preocupación de los ibicencos. El empresario turístico Lucas Prats, presidente de Fomento del Turismo, es uno de ellos. Prats advierte además de que, según su criterio, se trata de «un problema social que no está realmente asumido» y que radica, ente otras cosas, en «la expectativa creada de que todo es alquilable». «La gente está sufriendo e incluso se ve obligada a irse de Ibiza. Es muy grave», subraya.

Intrusismo «descarado»

El presidente de la asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de la Pimeef, Joan Riera, coincide con Prats y, pese al aumento en la llegada de turistas, cuestiona «quién podrá venir a trabajar a Ibiza si no puede acceder a una vivienda». «La situación está pasando de castaño oscuro», señala, al tiempo que, en su análisis de lo peor de 2016, también apunta «el intrusismo descarado», otra consecuencia negativa del boom turístico y que provoca que Sanidad Pública haya detectado incumplimientos en la normativa en casi medio millar de bares y restaurantes pitiusos. Ante la falta de buenos profesionales en el sector, también reclama que se haga realidad de una vez la «llorada» escuela de hostelería.

El fundador y presidente del Club Atletisme Pitiús, Toni Roig, apunta otra de las partes negativas de la falta de control sobre la creciente actividad turística en la isla: la afectación sobre el medio ambiente y la sobreexplotación de los recursos naturales, como el agua. «Falta criterio para saber cuál es el límite para albergar gente sin que afecte al nivel de calidad de vida. En vez de pensar en lo inmediato, habría que poner la vista en el futuro», recomienda Roig.

En este sentido, el poeta Ben Clark indica que «lo peor» de 2016 fue el incendio de s´Espalmador y«la falta de conciencia» de los yates que fondean sobre la posidonia. «Falta una mayor protección», dice.

El coordinador de la Aliança Mar Blava, Carlos Bravo, suspende al Gobierno central por no cumplir los acuerdos de la cumbre sobre el cambio climático de París, que obligan, subraya, a impedir el desarrollo de prospecciones petrolíferas en el Mediterráneo.