En ocasiones nuestros recuerdos se recubren de una pátina que lo que hacen es mejorarlos. En ocasiones.

Pero, a veces, cuando rescatamos imágenes nítidas y reales de esas épocas pasadas nos damos cuenta de que, efectivamente, ese pretérito es hasta mejor de lo que lo recordamos. Ocurre, por ejemplo, cuando vemos imágenes de Ibiza de hace muchísimos años, cuando la isla era el lugar donde personas de todo el mundo llegaban buscando nuevas esperanzas y oportunidades, encontrando entre los lugareños gran acogida.

En los años 70, cuando se realizó la grabación de estas imágenes (enviadas por el lector Luc Peiffer) Ibiza era el típico pueblo marítimo, pesquero, y también muy rural.

Se trata de una época en la que la conjunción de hippies y de pageses le otorgaban a Ibiza una singularidad única en el mundo. Por las calles de Vila (muchas de ellas todavía empedradas) se mezclaban extranjeros liberales y adscritos a la consigna de "haz el amor y no la guerra" con las ibicencas ataviadas con su trajes típicos, incluyendo esas trenzas plateadas que asomaban bajo el pañuelo con el que se cubrían la cabeza.

En los años 70 Ibiza ya era deseada en todo el planeta. Las playas y las carreteras aún no habían conocido la masificación, las discotecas Pachá y Glory´s aparecían en el mapa nocturno subiéndose a la ola de la explosión turística que comenzó en esta década.

La isla era un remanso de paz, el destino al que muchos querían llegar. Un objetivo vital para medio mundo, el santo Grial.

Viendo imágenes de esta época la nostalgia es inevitable, igual que lo es el pensamiento "cualquier tiempo pasado fue mejor". Pero no hay que perder la perspectiva. La isla sigue siendo un lugar mágico y tierra de oportunidades para muchos, que siendo de fuera han encontrado entre sus mínimas fronteras ese lugar que llamamos "hogar".