Medicamentos de alto riesgo son aquellos que pueden provocar un «daño grave» al paciente si se produce un fallo en su administración. Dada su importancia, el área de Salud de las Pitiüses ha dedicado este mes de noviembre a «trabajar en medidas para asegurar su uso correcto en el entorno hospitalario», afirma la farmacéutica y miembro referente de la Unidad de Seguridad del Paciente (USP), Marga Prats. Y es que, a pesar de no tener cifras sobre posibles errores, Prats sostiene que sí los hay -aunque «la mayoría no llegan a alcanzar al paciente»-, por lo que es prioritario incidir en la prevención.

Prats comenta que los medicamentos de alto riesgo están recogidos en un listado elaborado a partir de «estudios, publicaciones, sobre errores de medicación». Estar al día de cuál es ese listado corresponde al servicio de Farmacia, que informa al respecto al resto. Estos medicamentos se usan en todos los departamentos, pero Prats sostiene que hay tres áreas del hospital en las que son más habituales: quirófano, Urgencias y UCI. «Muchos se utilizan en otras plantas, en las de hospitalización, pero por el tipo de paciente que tienen [estos tres servicios] es más habitual que manejen más medicación de alto riesgo que otros», resalta.

En 2015 la Unidad de Seguridad del Paciente ya dedicó un mes de su campaña ´Los doce del año´ -dirigida a fomentar prácticas seguras entre los profesionales- a este tipo de medicamentos. Entonces crearon unas etiquetas con la palabra stop para identificar estos fármacos -que las llevan adheridas-, para que «fuera visual».Nuevo mensaje: ´PARA´

Este año han lanzado un nuevo mensaje: «PARA: piensa, asegúrate, revisa y administra», que han difundido, entre otros medios, en el salvapantallas de los ordenadores. El objetivo es que todos los profesionales «tomen conciencia de los medicamentos de alto riesgo que tienen en sus servicios» y que, a pesar del ritmo de la actividad diaria, cuando vayan a administrarlos se tomen tiempo suficiente para asegurarse de que es el medicamento prescrito, la cantidad y el paciente, lo revisen de nuevo y una vez que estén seguros, lo administren. Todo ello para evitar cualquier error.

«La verdad es que me gustaría tener datos», afirma Prats al ser preguntada sobre los fallos que se cometen, y es que señala que «en general, hay una infranotificación» de los mismos. «Para eso tenemos la campaña cada año, hay que darle caña porque la gente notifica poco», apunta. No obstante, comenta que cuando los farmacéuticos revisan los tratamientos sí detectan errores y los filtran antes de que lleguen al paciente.

Igual que hacen las enfermeras, que son quienes preparan y administran el medicamento. «Por suerte, como es una cadena de varios revisores, al final la mayoría de los que notifican no llegan a alcanzar al paciente», asegura la farmacéutica, quien insiste en que trabajan «más en prevención que en decir: ocurre muchísimo».

Otras iniciativas

Como otras iniciativas en este mes, han publicado alertas de medicamentos concretos, una de ellas de un antiarrítmico que ha cambiado de presentación. «Hemos detectado que hay errores de dosificación con la nueva presentación», afirma Prats. También han elaborado un cartel en el que se enumeran los medicamentos de alto riesgo para distribuirlo en las diferentes plantas del hospital.

En esta línea han comenzado un nuevo proyecto de identificación de las jeringuillas que contienen la medicación de los quirófanos. «Cuando un paciente tiene que ser intervenido, el anestesista y la enfermera preparan varios medicamentos a la vez. Como medida de mejora este año hemos implantado la de etiquetar cada fármaco, que se suele cargar en jeringas, con la etiqueta correspondiente», explica Prats. «Hemos pasado de tener jeringas identificadas a mano con rotulado, a usar etiquetas con un código de colores homologado», apunta y subraya que en cualquier lugar ese código es el mismo. Así, los sedantes llevan etiqueta naranja o los relajantes musculares, roja. La farmacéutica afirma que esta iniciativa está teniendo «muy buena implantación» y que, con vistas al año próximo, valorarán llevarla a la UCI y a Urgencias.

Y no solo se han centrado en las jeringuillas, sino que también están identificando los sueros. «Para los que contienen medicamentos de alto riesgo hemos diseñado unas etiquetas. Entonces, la enfermera en lugar de poner abreviaturas o el inicio [del nombre] del fármaco, las pueden pegar directamente», explica. Por el momento, han empezado con unos pocos fármacos «para ver la aceptación».