-Usted ha viajado mucho y ha conocido muchos lugares.¿Qué encontró en Ibiza para convertirla en su lugar de residencia?

„Llegué a Ibiza en 1976. Me acuerdo muy bien porque ese año tuve un accidente muy grave corriendo en el circuito de Nürburgring y buscaba un lugar donde hubiese paz. Mi entrenador me había aconsejado buscar un lugar tranquilo donde pudiera recuperarme. Cuando vinimos estaba completamente destrozado por el accidente. Comenzamos mi recuperación y un día mi entrenador me dijo: arrójate al mar de cabeza. Yo tenía la cabeza abierta por las quemaduras del accidente, le mire y le dije: «no puedo, tú estás loco». Él insistió en que lo hiciera, me puso un pañuelo sobre mi cabeza y me dijo: «ves, está completamente limpio, no hay sangre; arrójate al mar y nada». Así comencé a retomar confianza y a recuperarme. Mi esposa de entonces, Marlene Knaus, y su madre, que ya vivían aquí, fueron el motivo adicional para tomar la decisión de instalarnos todos aquí en la isla.

-Lleva en Ibiza 40 años y ha sido testigo de su evolución social y urbanística. ¿Cuál es su opinión al respecto?

-Es lógico que en 40 años las cosas hayan cambiado, el mundo está cambiando, todo es diferente hoy y es más seguro. Lo mismo pasó aquí en Ibiza. Lo que hay que preguntarse es si es bueno o malo para la isla que venga más gente, que estén saturados el tráfico y los servicios en general. Yo creo que no podremos cambiar el sistema de crecimiento turístico, pero al evolucionar tanto esa industria surge el problema de que necesitamos más carreteras e infraestructuras para toda esa gente que viene. Por ejemplo, la carretera de Jesús ha quedado muy angosta debido a que se hizo un carril muy amplio para las bicicletas y un paso peatonal. Pero lo increíble es que casi nunca ves una bicicleta en ese camino pero sí muchos coches (ríe). La vía que se ha hecho ha quedado peor que la que había antes. Otro de los grandes errores que se cometió en el aeropuerto de Ibiza fue no haber previsto que vendrían tantos aviones durante el verano. Entre junio y septiembre, yo vengo con mi avión privado y tengo que aterrizar, dejar a mi familia, llevar mi avión a Palma para dejarlo estacionado allí porque no hay sitio en el aeropuerto de Ibiza, y luego regresar aquí por otro medio. Vivo en Ibiza, tengo mi casa aquí, no soy solo un turista que viene de paso y me voy. Me siento un poco decepcionado por esto, y en realidad también me parece ridículo. En general, los políticos piensan en solucionar los problemas de hoy sin que haya un plan estratégico para el futuro.

-Por sus años de residencia en Ibiza podría decirse que es casi más ibicenco que austriaco. ¿Ha influido eso en su carácter, o se siente como un extranjero que tiene casa en la isla?

-Amo la vibración que hay en Ibiza, por eso vivo aquí. La mayor estupidez que he hecho en mi vida es no aprender a hablar en castellano. Cuando vine a vivir a Ibiza, estaba cansado de aprender otros idiomas, como el inglés y el italiano. Y todos mis negocios en Ibiza son en castellano, yo debería saber hablarlo. Voy a empezar ahora que aún tengo tiempo a estudiarlo. Pero mi residencia aquí no ha influido en mi carácter, mi trabajo es viajar por todo el mundo y es muy intenso, pero cuando aterrizo en la isla, el tiempo para y va más despacio. Aquí todo es más tranquilo, nadie me apura, siento como que aquí nada me va a pasar, y eso es lo bonito que tiene la isla. Es un lugar para bajar la velocidad con la que vengo. Llevo 40 años aquí y tengo una relación muy fuerte con la isla, no me siento como un extranjero que tiene una casa aquí.

-¿Qué cosas no le gustan de la isla y, si pudiera, qué cambios haría?

-Me gustaría que los políticos entiendan cuáles son las necesidades para el futuro y que encuentren el camino correcto para mantener Ibiza tal como es, con un turismo sostenible que no sea sólo un turismo de fiesta. Ibiza tiene que atraer un mejor turismo que el que tiene actualmente y me refiero a turismo familiar. Se ha incrementado el turismo que viene solo a discotecas y a emborracharse; si eso no se cambia, cada vez más el turismo de familias se irá a otros lugares.

-Si quisiera contarle a un amigo cómo es el lugar en el que ha elegido vivir, ¿qué le diría?

-Ven a Ibiza y te mostraré un lugar que nunca has visto. Yo he traído a mucha gente aquí, gente de Brasil, de México y socios de mi trabajo que sólo estuvieron cinco horas en la isla, y que al volver a sus países no podían creer lo que habían visto y dónde habían estado. Ibiza es un lugar único, como pocos en el mundo; junto a Formentera son lugares mágicos.

-¿Cuál es su lugar favorito de la isla?

-Mi casa es el mejor lugar. En los años 70 estaba todo cerrado en invierno, no había bares ni restaurantes. Todo eso cambió y ahora en invierno hay muchos sitios a los que puedes ir. Mis lugares favoritos para comer son el restaurante Il Giardinetto, y también La Trattoría del Mar.

-De su niñez en Viena con su abuela Emmi, ¿qué recuerdos tiene?

-Mi abuela era la mejor, era una mujer muy generosa y muy buena persona. Cuando tenía 18 años le pedí dinero porque había chocado con el coche del padre de un amigo, un Mini Cooper, y él no lo sabía. Yo quería repararlo y hablé con ella; le pedí que me prestara el dinero para la reparación y ella me dijo: «¿estás loco?». Entonces le contesté que si no me daba el dinero terminaría en la cárcel, así que fuimos directamente al banco y me dio el dinero que necesitaba para reparar el coche. Luego terminé comprándolo y fue mi primer coche de carreras.

-Su hijo Mathias sigue sus pasos y es piloto de coches. Usted lo apoya en su carrera, a diferencia de su padre, que no quería que usted fuera piloto€

-Cuando eres un piloto de carreras tienes que decidir tú mismo. Mathias decidió por sí mismo ser corredor de coches, y entre un padre piloto y un hijo piloto hay una relación normal, como la de cualquier padre con su hijo, pero él lo hizo a su modo y yo le ayudé como mejor pude. Él tiene mucho éxito en la categoría donde compite y es totalmente autónomo en sus decisiones.

El expiloto durante la entrevista, en Ibiza.V.M.

-A usted le han hecho trasplantes renales en dos ocasiones. ¿Participa en campañas de concienciación sobre la donación de órganos?

-Nadie sabe que puedes vivir con un solo riñón. Si eres donante de un riñón le puedes salvar la vida a otra persona, y nadie sabe esto. Si no tienes este problema no lo piensas. Estuve esperando un trasplante durante ocho meses y mi hijo Lucas trató de donarme uno, pero no éramos completamente compatibles, por lo que no se pudo hacer. Birgitt, mi actual esposa, que en ese momento era mi novia, se ofreció a hacerse el test; yo no quería, pero lo hizo igual, y resultó que ella sí era compatible pese a no ser familiar mía, así que ella me donó un riñón, y el resto es historia conocida. Estamos casados desde hace 15 años, hemos tenido gemelos y tenemos una relación fantástica. También con mi exesposa Marlene tenemos una excelente relación y hasta pasamos las Pascuas todos juntos. A ambas les agradezco lo que han aportado a mi vida.

-Usted ha contado que se pasó al negocio de la aviación cuando un día, durante una carrera, se aburrió de correr dando vueltas a un circuito. ¿Cómo fue ese momento?

-Yo sabía desde el principio que no puedes ser corredor hasta el final de tu vida, porque hay un límite de edad, entre los 35 y los 45 años, y siempre pensaba en qué haría el resto de mi vida. De pronto tuve la idea de las aerolíneas y pasé del automovilismo a las compañías aéreas. Aprendí muy rápido sobre ese negocio tan complejo y creo que hice un buen trabajo.

-Sus compañías fueron pioneras del negocio de la aviación de bajo coste y vuelos baratos. ¿Cómo ve esa industria hoy?

-La industria de la aviación de vuelos baratos es muy simple, todo empezó hace tiempo con una empresa en América que se llamaba South West, con estructuras de bajo coste, donde los billetes se vendían por internet y no necesitaban de una gran estructura de ventas y se concentraban en una flota de aviones. De ese modo comenzaron a bajar los precios y la gente que antes no podía permitirse volar empezó a hacerlo. Este concepto fue una revolución para la industria, y ahora hay empresas que lo hacen muy bien como Ryanair y Easy Jet. Las grandes aerolíneas, como Iberia o Lufthansa tienen grandes estructuras en todo el mundo y eso hace que sus billetes sean más caros.

-Los empleados de sus compañías vestían con vaqueros y gorritas. ¿Era una cuestión de marketing o una convicción personal, por su propio estilo de vestimenta?

-Yo tenía un diseñador de moda que hizo ese trabajo para mí, y ha hecho un buen trabajo, porque todo el mundo sigue hablando de ello pasados los años.

-Sus aviones tenían nombres de célebres personajes del espectáculo, como Janis Joplin, John Lennon, James Dean, Marilyn Monroe o Bob Marley, ¿por qué lo hizo? ¿era también una estrategia comercial?

-Es muy simple: cuando vi en Austrian Airlines que los nombres de los aviones eran Viena, Salzburgo y otras ciudades me pareció muy aburrido. Cuando fuimos a Boeing a buscar nuestro primer 737, uno de mis mecánicos me dijo que teníamos que ponerle un nombre al avión y yo le contesté: «Vamos a ponerle Bob Marley», que en ese momento era mi cantante favorito. Entonces me dijo que estaba completamente loco, pero luego continuamos con la política de ponerle a cada avión el nombre de un artista que me haya gustado.

-En el mundo del automovilismo, además de la tecnología y los avances en ingeniería, ¿qué diferencia destaca de la época en la que corría y la actual?

-Ahora es completamente diferente. Todas las grandes fábricas desarrollamos para la Fórmula 1 motores híbridos, porque el concepto actual es el de mantener el aire puro y no contaminar. Hace seis años se decidió usar esos motores, aunque hay gente que se queja de que ahora no son lo suficientemente ruidosos, lo cual es verdad, pero no puedes tener un motor híbrido, con un cargador turbo, y que sea limpio y ruidoso a la vez. Creo que la Fórmula 1 está haciendo muy bien las cosas, las inversiones van nuevamente hacia arriba, hecho que mejora la situación de hace dos años, cuando las cosas no iban bien. El año próximo habrá nuevas regulaciones y tenemos nuevos desafíos. Los coches tienen que correr cinco segundos más rápido por vuelta, se verán más grandes, tendrán ruedas más anchas y alerones más grandes; se parecerán un poco más a los coches de la Fórmula 1 de antes, pero serán más rápidos. Estamos haciendo estos cambios para mantener el interés del público en la Fórmula 1.

-En el reciente Gran Premio de México, fue público su enfado con el piloto holandés Max Verstappen. Su forma imprudente y peligrosa de conducir, ¿le recordó alguna situación parecida entre usted y James Hunt de los años 70?

-No, no se puede comparar. En los años 70, Hunt y todos los pilotos sabíamos que si nos tocábamos en carrera nos íbamos hacia los espectadores o los árboles, porque no había espacio de seguridad suficiente en muchos circuitos. Podíamos conducir muy cerca uno del otro, pero no hasta llegar a tocarnos. Nos respetábamos. Hoy en día los circuitos son completamente seguros, si tu coche sale de la pista enseguida vuelve y no hay nada contra lo que puedas chocar. Lo de México pasó porque los pilotos actuales no piensan en el peligro. Max Verstappen es uno de los mejores pilotos que he visto en mi vida en la Fórmula 1, es increíble este niño, pero debe actuar con cuidado porque está cometiendo muchos accidentes y muchos toques, y siempre dice que no es su culpa. Eso está mal y no es verdad; él tiene que pensar un poco más, y si lo logra será el mejor de todos los tiempos.

-Enzo Ferrari y Bernie Ecclestone fueron dos personas muy importantes en su vida. ¿Qué destaca de cada uno?

-Enzo Ferrari fue la persona más carismática que he conocido. Tenía una personalidad que nunca más he visto. Conduje para él y lo sé todo de él. A Bernie Ecclestone lo conozco desde hace 40 años, también conduje para él y es un personaje único en el negocio de la Fórmula 1. Todos tienen su lado malo y su lado bueno, pero los dos son maravillosos y han tenido grandes logros deportivos.

-¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

-¡No! Yo odio eso. No vivo del pasado, vivo el momento y pienso en el mañana. No puedo ir hacia atrás, voy hacia delante. A la gente que habla siempre del pasado les digo: ustedes están locos, el pasado nunca va a volver, todo lo que puedes hacer es usar la experiencia que tienes para usarla hoy y en el futuro. No tengo ningún trofeo en mi casa, cuando los gano los regalo a quien sea, hasta en una estación de servicio he regalado alguno. Lo gracioso es que una vez se me acercó una persona después de una carrera y me dijo: «Señor Lauda, he comprado su trofeo de Montecarlo». Era un norteamericano que lo había comprado en Ebay: ¡mi hijo Lucas lo había vendido a través de esa plataforma!