-¿Qué es una escuela inclusiva?

-Es una escuela ordinaria en la que todos los alumnos, tengan las capacidades que tengan, están presentes y aprenden juntos. Eso no quiere decir que lo hagan de la misma forma y al mismo tiempo.

-Explicado así parece algo lógico. Entonces, ¿por qué es tan difícil de entender?

-Porque históricamente, en la educación y en lo social, ha habido reticencias y estereotipos respecto a las personas diferentes. Los primeros servicios especiales que se crearon para ellos priorizaban la parte especial al hecho de ser personas. Pero esto no tiene que ser necesariamente así.

-¿En la práctica, en qué consiste?

-No hay que crear escuelas diferentes, hay que mejorar las que tenemos. Los alumnos con discapacidad necesitan apoyos y recursos. No necesitan cosas especiales, necesitan cosas normales que son imprescindibles.

-¿Cómo hacemos esto?

-Hay dos variables importantes. La primera es la actitud de los docentes, los padres y los profesionales. Hace falta una actitud de voluntad, de conocimiento, y ganas de buscar alternativas a las fórmulas históricas y tradicionales.

-¿Y la segunda?

-La segunda es hacer cambios didácticos y organizativos en la escuela. Cambios que no son para los niños con necesidades, sino para todo el conjunto de los que van a esa escuela. No lo digo yo, lo dice la legislación española.

-¿Hay recursos para esto?

-Si hay recursos para un centro específico, los hay para atender a las necesidades de los alumnos en escuelas inclusivas. Hay que cambiar la perspectiva. Hay que hacer un análisis y decidir cómo queremos utilizar los recursos: ¿Como a mediados del siglo XX o con un planteamiento del siglo XXI?

-Algunas familias de los alumnos con necesidades especiales son los primeros en reclamar un centro específico. ¿Qué les diría?

-Pues les plantearé una metáfora: ¿En octubre de 2016 comprarían una televisión en blanco y negro o una en color? Si sabes que ahora hay un conocimiento y una tecnología para ver mejor las cosas que hace 30 años, para qué te vas a comprar un televisor en blanco y negro. Tampoco te comprarías, como hace 40 años, un coche sin dirección asistida ni ABS. Con esto, lo mismo. Si sabemos que hay países en los que los centros inclusivos están avanzados y es la forma idónea... No puede ser que haya niños de Ibiza en centros en Mallorca. Ahora tenemos más conocimientos y hay que aplicarlos todo lo posible.

-También hay padres del resto de alumnos que piensan que los niños con necesidades especiales retrasarán a sus hijos.

-Bajo ningún concepto. Repito: bajo ningún concepto. Balears está a la cola en la enseñanza de España. Hace falta un cambio educativo y que ese cambio incluya a los niños con necesidades. Eso es en beneficio de todos. Aprender a convivir. Los alumnos que no tienen ninguna discapacidad salen beneficiados, no sufren ningún retraso en su educación. Y si es así, no se estaría haciendo bien.

-¿Es posible este cambio?

-Los docentes y los equipos directivos de los centros tienen ganas de cambiar este modelo, hay actitudes positivas y voluntad de hacerlo. Hace falta valentía para afrontar este cambio didáctico, que es una gran oportunidad que no debemos perder. No hablo en contra de los centros específicos, hablo a favor de una opción más moderna y adecuada.

-¿Qué implica esto?

-Que en la escuela todos los alumnos aprenden de acuerdo a sus capacidades. La forma es más democrática, hay equidad y se reconoce y se respeta la diferencia. En la práctica, hay varias escuelas en Eivissa que ya lo hacen. Son centros magníficos. Hay escuelas en Eivissa que son una envidia.

-A ver, ¿en una escuela inclusiva cabe cualquier niño con cualquier discapacidad?

-El límite está donde tú lo pongas. Si abres la puerta, depende de dónde sople el viento las cosas volarán a un lado o al otro. Hay que cerrar la puerta, meter a todos y si luego notamos que estamos estrechos ya veremos qué hacemos.

-¿Qué hacemos con las Unidades Educativas Específicas en Centro Ordinario, las famosas aulas Ueeco?

-Las aulas Ueeco son una solución de urgencia, no definitiva. No son coherentes con la educación inclusiva. Son un parche para salir del apuro, nada más.

-¡Caray!

-Sí, cambiaría totalmente la forma de funcionar. La palabra unidad implica, automáticamente, un espacio y unos profesores aparte. Hay que hablar, en todo caso, de servicios. Además, pensemos que si se crea un centro específico, por ejemplo, en Vila, habría que poner un servicio de autobús para los que tengan que venir de otras partes de la isla que, además, tendrán que levantarse una hora antes que sus compañeros. Volvemos a discriminarlos.

-Dígame qué beneficios obtienen los alumnos en una educación inclusiva.

-Se los enumero: convivencia, respeto, cooperación, solidaridad, derecho, comunidad y confianza. Todos estos valores se trabajan. Si no se hace así, ocurre que la sociedad genera miedos y prejuicios. Si un niño grita mucho en clase se dice que distorsiona el funcionamiento del grupo y buscamos alternativas a una clase tradicional. Hay que preguntarse por qué estamos dispuestos a perder tiempo yendo a hacer fotocopias o saliendo a buscar un bolígrafo que pinte y no en atender a un niño en clase. ¿Mis alumnos están atentos a mis explicaciones durante toda la hora que dura la clase? ¡No! ¡Eso es imposible! Parece que da miedo, por ejemplo, no tener libro de texto, que es necesario para avanzar. Ésa es una de las falacias de la educación. Viene de la Revolución Industrial, del siglo XIX, cuando quizás sí que era necesario para seguir las clases. Pero estamos en el siglo XXI y hay que hacer una escuela del siglo XXI en la que todos los niños acudan a clase sin marginación de ningún tipo.

-La enumeración que me ha hecho incluye valores con los que seguramente se llenarán la boca muchas de las familias que no quieren que sus hijos compartan clase con alumnos con alguna discapacidad.

-¿Cómo vas a respetar a los otros si no eres capaz de convivir con ellos? Y lo mismo con la solidaridad y la cooperación. No podemos reivindicar nuestros derechos si se los estamos quitando a otros, especialmente a los más débiles.

-¿Cree usted posible este proyecto? ¿Cree que docentes, familias e instituciones se van a implicar?

-Ésta es una pregunta puñetera... Los profesores se van a implicar seguro. Tengo mis sospechas de que la Administración ya tiene la decisión tomada para ponerla en marcha. La pregunta importante que hay que hacerse es qué piensan que es la educación inclusiva. El otro día escuchaba a la presidenta del Govern que hablaba sobre ella, pero tendríamos que preguntarle qué entiende ella como escuela inclusiva. Todos, incluso las asociaciones que quieren crear un centro específico en Eivissa hablan de educación inclusiva. Hay que ver qué entiende cada uno. Eso es un problema. Hay que tener sentido común. Conviene hacer caso a la gente que trabaja en este campo y que estudia esta situación.

-¿Por ejemplo?

-En este momento, en Balears, yo me dedico a ello.

-Me ha parecido que mencionaba antes el sentido común.

-Sí, una opinión coherente. El sentido común. El conocimiento. Volvamos a hace 30 años y a la televisión en blanco y negro que hoy no te comprarías. Hacer un centro específico y encerrarlos ahí hoy es completamente anacrónico.