Las fuertes lluvias registradas el pasado domingo, con 90 litros por metro cuadrado en el Parque Natural de ses Salines, han ocasionado a Salinera Española la pérdida de un mínimo de 1.500 toneladas de la cosecha de sal de esta temporada. Esta reducción de «golpe» de la producción se debe a la disolución directa de la sal acumulada en tres estanques ya abiertos (desecados), pero, según el director de la explotación salinera de Ibiza, José María Fernández, «se perderá algo más» ya que el diluvio del domingo ha reducido la graduación del agua en los charcos en los que aún no se ha extraído la sal.

La lluvia también disuelve parte de la montaña de sal, visible desde la carretera, donde se acumula la producción antes de su exportación. Pero el efecto de las precipitaciones no es tan importante en este caso en comparación con el que produce sobre los estanques ya desecados, puesto que la sal se extiende sobre una superficie mucho mayor.

Aún queda pendiente la desecación de otros nueve estanques, por lo que la extracción de la cosecha se prolongará, según Fernández, hasta la tercera semana de noviembre. Por el momento, ya se han extraído 32.000 toneladas de sal (el 60% de la cosecha aproximadamente) y la previsión es la de alcanzar una producción total de 55.000 toneladas.

«Gajes del oficio»

El director de Salinera Española en Ibiza asume que las lluvias de finales del verano y principios de otoño son «gajes del oficio» y apunta que siempre se cuenta con la posibilidad de que estas precipitaciones reduzcan parte de la producción. «Contamos con ello, pero si no llueve, mejor», indica. Este año no había llovido «nada» (ni durante el proceso de formación de los cristales salinos ni en el de la cosecha), por lo que se preveía de antemano que esta temporada iba a ser «muy buena», con una recogida de entre 55.000 y 60.000 toneladas. «Se ha perdido bastante, pero sigue siendo buena», puntualiza Fernández.

«Mucho peor» fueron las consecuencias de las intensas lluvias del año pasado (220 litros por metro cuadrado entre las fuertes precipitaciones de agosto y principios de septiembre) que provocaron una pérdida de más de 5.000 toneladas. Entonces, los aguaceros cayeron en «el peor momento», cuando el agua de los estanques cristalizadores se había evaporado y la capa salina estaba ya al descubierto.

Pese a que la producción de este año será «buena», la cosecha quedará lejos de la de la temporada 2014, que, con un total de 74.000 toneladas, fue «excepcional». De todos modos, hay que tener en cuenta que ese año se sacó el doble de lo normal en seis estanques. Esta sobreproducción se produjo por el hecho de que en 2013, por los problemas para comercializar parte de las existencias, la empresa decidió no sacar toda la cosecha. Aparte de que las ventas se han recuperado, la empresa salinera descarta repetir la misma experiencia (dejar parte de la sal sin recoger en los charcos) porque después cuesta mucho más hacerlo y causa problemas.

En un año con un régimen de precipitaciones normal (la media de los últimos 30 años) la cosecha debe alcanzar un mínimo de 45.000 toneladas. Si no llueve, como este año (hasta las fuertes precipitaciones del pasado domingo), la producción se puede situar por encima de las 55.000 toneladas. Dicha cifra se podría alcanzar también, en un año de lluvias normales, si se pudieran remodelar las instalaciones (reparar las paredes que separan los estanques para evitar pérdidas y aumentar el volumen de concentración del agua), según el director de la explotación salinera.

Desde hace ya muchos años, Salinera Española reclama al Govern balear que apruebe el plan que regule la actividad salinera previsto en el Plan Rector de Usos y Gestión del Parque Natural, en el que se especifique qué tipo de actuaciones se pueden llevar para reparar los charcos.