-¿Qué conclusiones saca con respecto al modelo de turismo?

-En Ibiza tenemos los dos extremos. El turismo de calidad de Ibiza es el familiar, que está muriendo en una tenaza formada por el turismo de megamillonarios, que no es un turismo de calidad, y el turismo de borrachera. En medio de esos dos, que van creciendo cada día más, el turismo familiar, que es el único que deberíamos promover, está huyendo despavorido. Estamos asfixiando al que da más dinero y tranquilidad, que es el familiar.

-¿Por qué para usted el turismo de lujo no es turismo de calidad?

-En el momento en el que se apoderan de espacios públicos y los privatizan, como el puerto de Vila, que ya es un puerto privado, ya no solo los muelles sino todo el perímetro, o vas a una playa y no te puedes comer un bocata ahí o te obligan a coger una hamaca... Las autoridades les regalan en bandeja lo más preciado que tenemos como el puerto o espacios públicos como son las playas. Además está el aspecto moral de ese ritmo de vida, que no es un buen ejemplo para los jóvenes. Enseñar a la gente una espiral de derroche, despilfarro e indecencia tan grande con el dinero es como invitar a la gente a vivir en un país de fantasía de millones y macroyates cuando a pocos kilómetros de aquí la gente se está muriendo en una guerra o el comedor social de Cáritas de Ibiza cada vez tiene más gente.