La discoteca Amnesia, una de las seis grandes de Ibiza, es el buque insignia del conglomerado de negocios propiedad del empresario catalán Martín Ferrer Casals. Levantada sobre una antigua casa payesa de finales del siglo XVIII, su origen como establecimiento de ocio se remonta al año 1976 y su impulsor fue el profesor universitario Antonio Escohotado, que adquirió notoriedad en aquella época por sus investigaciones acerca de las drogas y sus posiciones contrarias a su prohibición. Por entonces, la vieja vivienda rural ya era «punto de reunión de idealistas de la contracultura» y allí se ofrecían actuaciones en directo, se organizaban exposiciones, se experimentaba con el LSD y se bailaba hasta el alba, según la historia de la discoteca contada en su propia web. Escohotado pensó inicialmente bautizar el local como ´Taller del olvido´, aunque finalmente se decantó por expresar el mismo concepto en una sola palabra: así nació Amnesia.

En 1978 compró el negocio el empresario madrileño Ginés Sánchez y Amnesia inició una década de altibajos e inestabilidad en la que se sucedían los veranos de gran éxito y los cierres inesperados. La llegada del vasco Prontxio Izaguirre, ya en los años 80, actuó como revulsivo y marcó el comienzo del crecimiento y la popularidad de Amnesia, que logró un impulso definitivo a comienzos de los años 90 cuando se hizo cargo de la discoteca Martín Ferrer. La propia empresa señala como «fecha histórica de reapertura» la noche del 22 de junio de 1991.

A partir de entonces logró consolidarse en el mundo del ocio nocturno ibicenco y fue creciendo tanto en espacio como en oferta. De sus cuatro barras iniciales pasó a las 16 de los últimos años y de 30 empleados a más de 200 en pleno verano. Su proyección nacional e internacional se disparó y en 2007 Amnesia recibió por vez primera el premio a la mejor discoteca del mundo, que logró en dos ocasiones más. Por su cabina han pasado los mejores y más cotizados djs y ha acogido importantes actuaciones en directo.

Pero Amnesia se ha visto envuelta también en conflictos con la Administración y la justicia, en unas ocasiones a instancias de empresarios competidores que denunciaron la ilegalidad de las ampliaciones efectuadas en el establecimiento y en otras por sus propios incumplimientos de la normativa municipal sobre horarios o por sus desafíos al Ayuntamiento de Sant Antoni. El pasado año, a finales de septiembre y principios de octubre, la discoteca incumplió reiteradamente la obligación de cerrar a las seis de la mañana y durante varios días prolongó su actividad hasta siete horas más. Sant Antoni tramitó contra el local 31 expedientes de infracción (16 de 2014 y 15 de 2015) que concluyeron en sanciones por valor de 102.000 euros. En 2005 la discoteca fue clausurada por la Delegación del Gobierno por su «permisividad» en la venta de droga.

El propietario de Amnesia, Martín Ferrer, que posee también en Ibiza la renacida Cova Santa, está ligado a una veintena de sociedades a través de las cuales explota no sólo locales de ocio, sino también empresas dedicadas a actividades inmobiliarias, recreativas, de restauración, consultoría o comunicación. Después de que tuviera que cerrar la discoteca l'Atlàntida de Sitges, su último gran proyecto era levantar una macrodiscoteca Amnesia en el puerto del Fòrum de Barcelona, donde también adquirió el 80% de los locales comerciales existentes con la pretensión de poner en marcha un gran complejo de ocio. Sin embargo, el proyecto de Amnesia Barcelona, presupuestado en unos 30 millones de euros y diseñado por el prestigioso arquitecto Jean Nouvel y el despacho Ribas & Ribas (autores también de la lujosa Life Marina Ibiza en el paseo Joan Carles I), comenzó a sufrir contratiempos y no ha llegado a arrancar.

Sobre la situación económica de Amnesia hay pocos datos, ya que las últimas cuentas que depositó en el Registro Mercantil la sociedad de Ferrer que explota el negocio, Ibz Solsun SL, son de 2011, año en que declaró unos ingresos de 13,1 millones y unos beneficios después de impuestos de sólo 18.822 euros. A finales de ese año, estaba sometida a una inspección fiscal de los ejercicios 2008, 2009 y 2010.