­El desorbitado precio y las condiciones de los alquileres en Ibiza tienen una víctima más: las mujeres que sufren violencia de género y que han residido en los pisos de acogida del Consell, que han tenido que prolongar su estancia en los mismos bien por no encontrar viviendas disponibles bien por no poder pagar el precio de la renta.

De este manera, si durante el año 2014 el tiempo medio de estancia en estos pisos de acogida fue de 34 días, en 2015 se amplió a 61, casi el doble. Y ello a pesar de que la demanda en estos hogares ha disminuido, pues en 2014 fueron un total de 44 mujeres y 33 niños los que estuvieron residiendo y el pasado año la cifra bajó hasta 26 y 32, respectivamente.

«De 44 mujeres alojadas en 2014 pasamos a 26 mujeres en 2015. La cifra, evidentemente, ha bajado, pero ¿qué ha pasado? que mujeres que entraban en mayo han podido salir en noviembre», destacó la responsable de la Oficina de la Dona, Olga Guerra. Ello a pesar de que todas estas mujeres «han trabajado y han podido ahorrar», a diferencia de otros años. «Pero es que con mil euros o 1.200 euros no te pagas un alquiler en Ibiza, si es que lo encuentras», afirmó Guerra durante la rueda de prensa de presentación de la memoria de actividad de este servicio correspondiente al pasado año, en la que participaron la consellera de Bienestar Social, Lydia Jurado, y la directora insular de Igualdad, Judith Romero.

Guerra agrega que, además, las «condiciones que se están dando en algunos pisos donde se alquilan habitaciones, de hacinamiento», tampoco eran recomendables para unas mujeres «que están llevando su tratamiento muy bien y están saliendo de una situación de violencia», por lo que durante los meses de verano las mantuvieron en los pisos de acogida todo el tiempo que les fue posible y muchas no empezaron a salir de ellos hasta «octubre, noviembre o diciembre». «Siempre teniendo en cuenta que tenemos que dejar un hueco para mujeres que tienen que ingresar de urgencia», resaltó.

Mucho trabajo en la isla

La responsable de la Oficina de la Dona aclaró que en ningún caso la menor demanda que hubo el pasado año se debiera a una falta de plazas por el mayor tiempo de estancia. Al contrario, lo atribuyó al hecho de que las mujeres han podido trabajar.

«Otros años teníamos un perfil de mujeres a las que les costaba más encontrar trabajo. Pero como la isla ha subido a nivel laboral y de todo, esta vez todas tienen trabajo. Entonces, las que han tenido medios se buscan la vida como pueden y las 26 que nos han quedado han trabajado pero no han tenido la red o el apoyo suficiente para poder encontrar una estancia», indicó Guerra y añadió que, en realidad, «con el nivel de trabajo que ha habido» en la isla, deberían haber tenido «menos ocupación si hubieran podido acceder a alquileres». «Nos habríamos quedado con 10 o 12 mujeres, que tienen más problemáticas», apostilló.

En este sentido, apuntó además que tenían casos de mujeres acogidas que «quizás sí que podrían haberse ido con su familia fuera [de la isla]. Pero es que estaban trabajando, y cuando la gente tiene trabajo no se quiere ir, lo que quiere es ahorrar y pasar el invierno».

Una opción: los «pisos puente»

Precisamente para dar respuesta a esta nueva demanda y necesidad, desde el Consell de Ibiza trabajan en la creación de los llamados «pisos puente», que tienen por objetivo permitir «a las mujeres salir de los pisos de acogida en unas condiciones dignas y ser más autónomas», explicó Romero. «Sería el paso previo entre la salida de los pisos de la Oficina de la Dona y una vida normalizada», agregó.

«En Ibiza nos estamos encontrando con la problemática de que las mujeres, una vez que realizan el trabajo en la Oficina de la Dona, en los programas de atención a las víctimas de la violencia de género, no pueden salir fuera y llevar una vida normalizada por el problema del alquiler», coincidió la directora insular de Igualdad.

Para ello, desde el departamento de Bienestar Social están dando «los primeros pasos» para un proyecto que, según reconoció Guerra, está «muy verde» todavía. «Estamos haciendo toda la tramitación», afirmó Romero, y recordó que el Consell no tiene las competencias en Igualdad y por eso se necesita confirmar, en primer lugar, «la no duplicidad del servicio» que se quiere prestar. En estos trámites, además, está implicado tanto el Govern como los Ministerios de Interior y de Hacienda, comentó Romero.

En principio, tienen previsto que estos pisos puente tuvieran «entre cuatro y ocho plazas», aunque no está cerrado todavía. «Va en función del estudio» que en la Oficina de la Dona hagan de las necesidades, apuntó Jurado. Tampoco pudieron concretar cuándo estarían operativos ni cuántos pisos serían, si bien Guerra apuntó que el tiempo de estancia de las mujeres en los pisos puente sería «prolongado».

Romero apuntó que cuando estas viviendas estuvieran operativas se podría «descongestionar el servicio de los pisos de protección y habría más dinamismo».

A este respecto, Olga Guerra hizo hincapié en que las mujeres que accederían a ellos serían quienes «lleven ya un trabajo hecho» en la Oficina de la Dona y «hayan estado en hogares de acogida, ingresadas», con la finalidad de que puedan continuar el proceso y llegar a ser autónomas, en definitiva, que vayan «independizándose».