Correr para no ser devorados por muertos vivientes. Este era el principal objetivo de las más de 1.000 personas que participaron en la segunda edición del real game ´Survival zombie´, que se celebró anoche, desde las 23 hasta las siete horas, en Sant Antoni.

Antes de que los zombies sembraran el pánico en las calles principales del pueblo, los participantes recogieron ayer por la tarde sus bragas identificativas en el Centro Cultural Cervantes, que fue el refugio de los organizadores de esta iniciativa, cuya primera edición se celebró en septiembre del año pasado en el barrio de ses Païsses. Para distinguir a los jugadores, se repartieron bragas para el cuello de colores: las rojas eran para los zombies; las verdes, para los supervivientes y las amarillas las llevaban los miembros de la organización, entre los que se encontraban desde actores hasta maquilladores.

A las 19 horas, los cuatro maquilladores que se encargaban de transformar a los actores en muertos vivientes no daban abasto. Todos llevaban desde las 17 horas pintando cicatrices y todo tipo de heridas. «Lo más difícil es no repetir caracterización, ya que cada uno de nosotros maquillará a medio centenar de personas», explicó Miguel Ángel. Frente a él estaba sin moverse ni un milímetro Almudena Sánchez, una de los zombies que tenía que infestar a la población. Bastaba con mirarle la cara para temblar, ya que tras pasar por las manos de Miguel Ángel tenía un ojo salido, mientras que en el otro llevaba una lentilla de color blanco. Para crear este tipo de efectos, los maquilladores utilizaron látex, celulosa y resina. «Tenemos que recrear cómo una persona ha sido infectada tras ser atacada por un zombi», apuntó este profesional.

Entre las 19.30 y la 20 horas una decena de personas participaron en una simulación de una escena de este juego real, bajo la supervisión de uno de sus guionistas, Carlos Espinar. Todos ellos se dirigieron a la calle Antoni Riquer para ofrecer un adelanto de la emoción y el terror que los más de mil jugadores vivirían horas después.

Mientras Espinar hablaba con los supervivientes, ya con las bragas de cuello de color verde puestas, los dos zombies desaparecieron. De repente, apareció un hombre con la cara ensangrentada y se escucharon gritos. Para no ser infectados, comenzaron a correr y cuando habían perdido al zombi de vista... ¡Delante de ellos esperaba otra muerta viviente! Estaban rodeados. El zombi que pensaban haber dejado atrás volvía a pisarles los talones y una mujer de melena rubia y con la cara llena de cicatrices estaba cada vez más cerca de los jugadores. Solo los más rápidos y hábiles lograron escapar. Dos de ellos fueron atrapados por los zombies, que tiraron al suelo a sus primeras víctimas para devorarlas. «Los que comienzan el juego como supervivientes, cuando son atrapados por un zombie se convierten en muertos vivientes, por lo que pueden seguir jugando», explicó Espinar.

Por suerte, se trataba solo de un ensayo. La horda de zombies se trasladó a las 23 horas al Ayuntamiento de Sant Antoni, donde los participantes recibieron las primeras instrucciones. Después, se repartieron en más de 20 localizaciones para superar los distintos desafíos previstos en la trama, cuyo desenlace era una incógnita. «Puede pasar de todo, ya que la historia la van construyendo los propios jugadores», avisó el guionista. «Hay que vivir esta experiencia para saber lo que se siente», aseguró Adrián Redondo, que viajó de Cádiz a Ibiza para participar en el ´Survival Zombie´.