­Lo último de Jason Derulo y Jennifer López. «Sexista», afirma Belén Alvite, coordinadora del Centre d´Estudi i Prevenció de Conductes Addictives (Cepca). Como mucho de lo que se ve en los vídeos musicales de la MTV, una de las cadenas que más siguen los adolescentes. Jason Derulo y Jennifer López, modelos en cuyos vídeos se miran y que abundan en el machismo y la imagen de la mujer sometida al hombre.

«Queda mucho por hacer», reconoce Alvite, que confiesa que se lleva las manos a la cabeza al ver las ideas y comportamientos que tienen los adolescentes. El contacto constante con ellos hace que no sea especialmente optimista respecto a que la violencia machista se reduzca en las nuevas generaciones.

Las nuevas tecnologías son la principal herramienta de malos tratos psicológicos que emplean los adolescentes. Utilizan whatsapp y las redes sociales como método de control. Chicos que exigen a sus novias tener las contraseñas, saber con quién hablan e incluso que les enseñen las conversaciones. Este tipo de violencia es mucho más habitual en las parejas adolescentes que la violencia física, aunque también se han dado casos, explica Alvite, que señala que cuando en un centro detectan malos tratos en una relación entre alumnos les avisan. «Se trata. Si es necesario se diseña un taller o una sesión especial, a medida», añade. «Si es un caso de violencia machista se corta inmediatamente, de forma radical», asevera.

Lenguaje «vejatorio»

La experta detalla que las causas que conducen a la violencia machista a esas edades son varias: los modelos que tienen en casa, los que ven en los medios y quieren imitar, la incapacidad para gestionar su intimidad... «A esto hay que sumar que hay mucha gente de otros países y que en algunas culturas, como la latinoamericana o la marroquí el punto de vista de las mujeres no está tan protegido como aquí», matiza. Además, Alvite destaca que el trato entre ellos llega a ser «vejatorio» y que para ellos es «normal» porque muchos creen que insultándose y usando palabrotas parecen mayores.

«También tienen muy difuso qué es un amigo, un compañero, una pareja o un seguidor de las redes sociales», indica. Alvite recalca que tampoco tienen claros los inicios y finales de las relaciones ni entienden que hay una intimidad personal y de pareja que deben mantener. «Todos intervienen en las relaciones de todos», asegura.

Alvite hace mucho hincapié en la pérdida de la intimidad y las consecuencias que esto puede tener. Chicas que le envían fotos sugerentes, cuando no explícitas, a sus novios y que luego éstos utilizan para chantajearlas. «Hemos detectado casos de extorsiones, incluso de pedir dinero», asegura la coordinadora, que señala que hay que denunciar. Estos chantajes se convierten en una auténtica pesadilla para las jóvenes: «A esa edad, lo que opinen de ti es lo más importante y si te amenazan con difundir esas fotos lo único que quieres es que no las vea nadie».

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Ahí llega otro problema: los adolescentes no tienen conciencia de que lo que están haciendo es delito, pero es que los padres «sobreprotectores» consideran que el chantaje que ha hecho su hijo es «sólo una chiquillada». «No entienden que no es algo moral ni humano. Y en eso tiene mucha responsabilidad la educación que han recibido en casa», añade.

Alvite advierte de que la mayoría de los adolescentes no tienen relaciones sanas de pareja: «El noviazgo no es como debería ser». «El amor romántico, como idea, está bien, pero no se corresponde para nada con la realidad», afirma la coordinadora del Cepca, que indica que a los adolescentes les cuesta entender esta idea por dos cuestiones: es lo que han mamado durante toda su vida en las películas, series y cuentos y cuadra muy bien «con el concepto de o todo o nada» que impera en esa etapa de su vida.

«Tienen que entender que el amor no resta, siempre suma. Si te resta energía, seguridad, autoestima, amigos, tiempo, lo que sea, no es amor. El amor siempre suma», insiste Alvite, que apunta a la ruptura de una relación como uno de los momentos de riesgo en lo que respecta a los malos tratos. «Toda persona tiene derecho a desvincularse de otra. Es un derecho que deben respetar. Duele, duele mucho, pero se acaba pasando con paciencia y rodeándose de la gente que te quiere. Eso es algo que también les cuesta entender», añade.

El timo de la media naranja

En los talleres que imparten intentan sacarles de la cabeza algunas ideas erróneas que tienen sobre el amor y que les pueden hacer mucho daño: que por amor se supera todo, que implica sufrimiento, que se puede cambiar a una persona, que los celos son un síntoma de que alguien te quiere o que existe la media naranja. Todo eso es falso. «Les explicamos que los conflictos son normales en cualquier relación, que es normal discutir, pero que no se puede nunca faltar al respeto», añade.

Alvite asegura que en muchos talleres se topan con que los estudiantes ponen «nombres y apellidos» a algunas de las situaciones que explican, lo que demuestra que saben identificar los síntomas de una mala relación. El problema es que los detectan en los demás, «pero son incapaces de verlos cuando se trata de ellos mismos». En las sesiones (por las que en lo que va de año han pasado ya más de 3.200 escolares de Secundaria) les advierten de algunas de las conductas que no pueden permitir en una relación: control, celos, críticas, absorción del espacio o desgaste.

Alvite no es optimista. Aún están comprobando los datos, pero algunas de las respuestas de la última encuesta que el Cepca realiza a todos los alumnos de Secundaria de la isla son para echarse a temblar. Sobre todo en lo que respecta a igualdad. Los roles se perpetúan. Las relaciones sentimentales no son de igual a igual. Ellas siguen pensando que los celos son una muestra de amor. Alvite insiste: «No soy optimista, y no sólo en lo que respecta a la violencia machista. Las familias estamos criando egos tan potentes y tan poco sociables... Todos son príncipes y princesas».

«Es una etapa de la vida en la que se cierran mucho, se comunican mucho menos con la familia y hablar de según qué temas se hace complicado», reconoce Alvite. «Se dejan aconsejar por los amigos, que son una de las cosas más importantes para ellos en ese momento. Algunos tienen suerte porque sus amigos tienen la cabeza bien puesta y dan buenos consejos», añade.

La coordinadora del Cepca cree que el hecho de que haya menores víctimas de malos tratos debe hacer «reflexionar» a las familias, que también tienen que hacer «autocrítica». Pide a todos los padres que se paren a pensar en el tiempo que cada día dedican a enseñar y educar a sus hijos, a ejercer influencia sobre ellos. «Es muy poco tiempo, y eso se está notando», insiste la experta, que señala que no todos los casos de violencia machista que detectan en los centros educativos acaban en la Oficina de la Dona a pesar de que es una de las recomendaciones que les hacen tanto a las víctimas como a sus padres: que pidan ayudan y que denuncien.