La catedrática de Filosofía María de los Llanos Lozano Guevara falleció ayer a los 89 años de edad en el hospital Can Misses, donde fue ingresada tras empeorar su estado de salud. Durante los últimos años vivió en Sa Residència. El funeral por Llanos Lozano tendrá lugar mañana sábado a las 18 horas en la iglesia de Santa Cruz, en Ibiza.

Varias generaciones de ibicencos que fueron sus alumnos quedaron cautivadas por su forma amena de enseñar en los institutos Santa Maria y Sa Blanca Dona, de donde fue directora. Lozano fue también columnista durante años de Diario de Ibiza, donde publicó semanalmente sus agudas reflexiones mientras su salud se lo permitió. Sus cientos de artículos en el periódico (bajo la cabecera ´Vamos, digo yo´, una de sus frases habituales en clase) fueron recopilados en varios libros que publicó primero con el título ´Lutos y Sombras´ y posteriormente en la serie ´Desde mis ojos´. Precisamente, el último de esta serie, el quinto, lo presentó un 20 de agosto de hace siete años: «Va a ser el último que haga porque estoy huyendo de mis obligaciones», confesó entonces en una entrevista.

El tesón, el hambre

Nacida en Madrid el año 1926, se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Murcia, donde obtuvo el Premio Extraordinario en 1949. Lo hizo a base de tesón: «Estoy orgullosa de tener una riqueza cultural, que me la he trabajado porque siempre estudie con becas, lo que me obligaba a sacar un mínimo de notable de media», explicó en 2007 una mujer que ya a los 13 años era huérfana y que decía tener «el hambre metida en el cuerpo», el de la posguerra: «Fui niña de la guerra y ahora, cuando cojo un libro para estudiar o trabajar, automáticamente me entra el hambre. Es un acto reflejo». En épocas de penurias, estudiaba con los libros de la biblioteca: «Y escondiéndolos, porque mi abuela decía que eran cosa del demonio», confesó. El Bachillerato, que duraba siete años, lo cursó en cinco. Filosofía la acabó en solo cuatro. Con codos. Porque menuda es el hambre cuando aprieta.

Luego trabajó un tiempo en la Sección Femenina, en el despacho de servicio exterior de la residencia Cisne, «pared con pared con Pilar Primo de Rivera». Y en 1965, cuando ya era madre de siete hijos (de ellos, dos parejas de gemelos), se trasladó a Ibiza para ocupar la cátedra de Filosofía que había ganado y que ocupó hasta su jubilación en 1991, primero en el instituto Santa María y posteriormente en el de Sa Blanca Dona, que ella puso en marcha y del que fue directora durante dos años: «Cuando me separé de mi marido me vine para acá. Le estoy muy agradecida porque me obligó a estudiar oposiciones». El «azote de la droga», que acabó con la vida de tres de sus hijos, dio a su familia «en plena línea de flotación», como ella misma admitió.

Nunca olvidó el primer día que entró en el instituto Santa Maria: «Venía precedida de la leyenda de ser una señora dura, separada y con siete hijos. Me recibieron con un silencio hostil». Pero aquel mismo día se ganó a sus alumnos al sentarse encima de su mesa de profesora, algo revolucionario. Su fama corrió como la pólvora entre los chavales. Algunos, como el actual alcalde de Sant Joan, no solo sentían devoción por ella, sino que la siguen reverenciando: «Querida profesora», la saludó Antoni Marí, Carraca, cuando el 14 de marzo de 2007 asistió al acto en que la Associació de Dones Progressistes dio a Lozano el Premio 8 de Març a la mujer trabajadora.

La Federación Socialista de Ibiza recordaba ayer «su compromiso con las ideas progresistas» y que durante los primeros años de la democracia fue «una de las primeras mujeres implicadas en la vida política del PSOE». Fue edil en Vila, pero poco tiempo. Decía ser «felipista» hasta la médula, «de toda la vida». Y hablaba claro. No soportaba al socialista José Blanco: «Pero tampoco tolero a Rajoy. Y si veo u oigo a Aznar tengo que apagar la tele. No puedo con él».

Sus ´Apuntes de Filosofía´, editados en 1994, fueron durante décadas una herramienta de trabajo de los estudiantes de Bachillerato de las Pitiüses. Fue autora también de los poemarios ´Y de bruces la noche´ (1995) y ´Algarabía´ (1996). Por su dilatada trayectoria docente, en agosto del año 2000 recibió la Medalla de Oro de la ciudad de Ibiza. También le entregaron el premio Ramon Llull del Govern, el Premi Illes Pitiüses (en 2007) y el Importante de Eivissa (1995), entre otros galardones. «Muy soberbia y vanidosa, con mucha protagonitis», se definió ella misma con humor cuando le entregaron el premio 8 de Març. «Sé lo que es la soledad, que es algo que no tiene remedio, pero nunca me he sentido sola.

Los amigos son mi gran patrimonio, mi gran riqueza, yo que siempre he vivido luchando con la peseta y ahora con el euro», explicó durante la presentación de su último libro. Ya lo dijo, citando a Epicuro, cuando hace ocho años recibió uno de sus muchos premios: «No importa lo que comamos, sino con quién lo comamos».