Ayer, día de Santa Maria, los pequeños de la colla de Sa Bodega, de entre seis y diez años, bailaron por primera vez. Se les notaba nerviosos, pero al mismo tiempo contentos e ilusionados.

Estos nueve niños llevan preparándose entre uno y dos años en la propia escuela de la colla, que este año está de celebración, ya que no es habitual que haya tantos menores en una agrupación. «No siempre entran nueve niños de golpe, hemos tenido años en los que no se ha incorporado ninguno porque todavía no sabían bailar», explicó ayer Carmen Tur, fundadora de la colla en 1987 con ayuda de la Amipa del colegio de Sa Bodega.

Vestidos con sus trajes tradicionales en miniatura, los pequeños en seguida cambiaron los rostros serios que mostraron durante la ofrenda floral, que se celebró a las 11.30 horas en la catedral, por sonrisas, cuando a continuación comenzaron a bailar.

«Esta es la primera vez que bailan con el grupo de adultos. A partir de hoy estos niños ya forman parte oficialmente de sa colla de Sa Bodega», explicó ayer, tras el baile, Cata Prats, presidenta de la agrupación folclórica.

Prats contó que los nervios estuvieron presentes durante toda la semana: «No solo los niños estaban inquietos, las madres y nosotros también lo estábamos». Finalmente, la presidenta de la colla se mostró satisfecha con el resultado de la exhibición. «Al final ha sido un éxito, han bailado muy bien», expresó orgullosa.

Los balladors tuvieron poco tiempo para descansar, ya que a las 12.15 horas bailaban de nuevo en la residencia para mayores de Cas Serres, donde actúan cada año en Año Nuevo y el día de Santa Maria.

Escuela de verano

La colla de ball pagès de sa Bodega es la única que organiza una escuela de verano de baile para los más pequeños, en las que se imparten clases de baile, castañuelas, tambor y flauta. Este año se celebra la segunda edición, tras el éxito del año pasado.

No todos los menores que participan en la escuela se estrenaron ayer. «Los niños no empiezan a bailar hasta que saben bailar», afirmó Tur.

Una de las que sí se estrenó fue Martina Marí, de seis años. Su abuela, Catina Ribas, explicó lo mucho que le gusta bailar a su nieta y lo contenta que estaba ayer: «Sale en todas las fotos riéndose», contó mientras mostraba las imágenes de Martina bailando. La pequeña comenzó con el ball pagès hace un año y ha aprendido rápido desde entonces.