Anoche estaba previsto colocarlo en el torrente de sa Llavanera a Gustavo, un cocodrilo que viene a situarse junto a los locales más caros de la isla «para hacer pensar sobre las cosas que no arregla nadie». Pero la incipiente lluvia y la amenaza de tormenta decidió a su creador, Andreu Moreno Torres, a aplazar la colocación del reptil en su ´hábitat´, así como la performance que iba a acompañar el acto. Si el tiempo lo permite, hoy lo volverán a intentar.

El cocodrilo de Moreno es impresionante, pero no peligroso. Mide casi cinco metros (4,80 exactamente), pesa 90 kilos y es una escultura de fibra de vidrio bautizada con el nombre de Gustavo, en homenaje al famoso Gustave, el cocodrilo gigante del Nilo que vive en Burundi (el más grande de África conocido, con una longitud de más de seis metros y un peso aproximado de una tonelada).

Su creador iba a colocar al reptil en una performance que se le ocurrió hace unos tres años cuando corría con un amigo por la zona. «Es una protesta constructiva, quiero hacer pensar a la gente sobre las cosas que no arregla nadie», comentó ayer el artista, el autor de varias esculturas instaladas en lugares públicos de la isla, como en Santa Eulària o la de la rotonda de la misma avenida de Joan Carles I, que rinde homenaje al ca eivissenc.

«Es un torrente abandonado y descuidado, como gran parte de la zona, junto a locales muy lujosos», explicó Moreno. En la performance había previsto acudir acompañado por su hermano, por el gruista que descargaría la escultura en el cauce del torrente y por un fotógrafo profesional que trabaja en una empresa que graba películas y spots publicitarios.

Gustavo y tres cocodrilos más

También pensaban recoger los testimonios de las personas que observaran el acontecimiento, con el objetivo de poner en marcha una exposición en la que explicarían cómo se construyó Gustavo y su gemelo, con un molde con el que piensan fabricar al menos otras dos esculturas iguales.

«Pondré un monstruo para que la gente vea lo que hay detrás», comentó Moreno, que recordó el deterioro que sufren zonas como es Pratet, ses Feixes o el propio torrente de sa Llavanera, que están junto a un hotel de cinco estrellas y lujosos restaurantes y locales de ocio, muchos conocidos en el mundo entero.

El proceso de construcción de los reptiles ha sido laborioso y se ha desarrollado en el taller de Moreno en Ca na Negreta y en Madrid. El artista recuerda que es un trabajo de equipo puesto que asegura que un escultor nunca trabaja en solitario.

Moreno también recordó ayer que su escultura más conocida en Ibiza, ´Homenaje a es ca eivissenc´, está incompleta. El escultor la diseñó con siete perros pero solo se colocaron cinco. «El mensaje se completaría si se instalasen los otros dos», se lamentó el artista, que apunta que para observar bien su creación hay que mirarla desde una distancia de por lo menos 50 metros.