La artista ibicenca Irene de Andrés recogió ayer, con una mezcla de nervios y alegría, el premio Ciutat de Palma en la categoría de artes visuales por su obra ´Behind the screens´, dotado con 12.000 euros y otros 3.000 para la producción de una exposición, a principios del año que viene, en el Casal Solleric. Horas antes de subir al escenario y recién aterrizada en Mallorca, De Andrés explicaba la obra que le ha valido el galardón Antoni Gelabert: «Son tres pantallas, de un notebook, de un marco digital y de una cámara fotográfica, intervenidas. He extraído las pantallas de cristal líquido y, detrás, hay unos filtros, cada uno con una refracción diferente, que polarizan la luz. Modificando esos filtros creo dibujos, formas geométricas. Esos dispositivos que te bombardean con miles, millones de imágenes, vuelven a tener capacidad de emitir imagen, pero solo una».

La idea de este proyecto surgió hace tiempo, cuando le enseñaron cómo funcionaba un monitor TFT. «Lo desmontaron y vi el metacrilato, que me pareció muy bonito, los filtros, las pantallas... Comencé a jugar, a trabajar con ello», recuerda la artista, que destaca la relación que tiene ´Behind the screens´ «aunque no lo parezca» con sus trabajos anteriores, que reflexionan sobre el concepto de la ruina y de los paraísos prefabricados. «En realidad también habla sobre las ruinas tecnológicas y la obsolescencia programada y sobre la sobreexposición de la luz de estos dispositivos, que, después de millones de imágenes acaban en una pantalla en blanco», indica.

La ibicenca confiesa que cuando se presentó al Ciutat de Palma de artes visuales no confiaba «nada» en hacerse con el premio. «Estos concursos con un único premiado son difíciles», justifica. Hay que destacar que este año se presentaron 110 proyectos de los que el jurado (la crítica de arte Beatriz Espejo, el comisario de arte Enrique Juncosa y la comisaria de exposiciones Tania Pardo) seleccionó a alrededor de una veintena. «Este premio es algo muy importante para mí y ahora mismo me permite seguir trabajando unos meses con tranquilidad económica», comenta Irene de Andrés, que reconoce que para los artistas ganarse la vida «no es fácil». «Los premios son muy necesarios», apunta antes de reconocer, tímida, que lo que peor lleva es lo de recogerlos. «Eso no se me da bien», bromea.

«Cerrar el círculo»

La ibicenca, que reside en Madrid, aún no tiene decidido «del todo» lo que presentará en la exposición del Casal Solleric de enero de 2016. «Tengo alguna idea, pero, de momento, solo sé que me gustaría cerrar el círculo con ella», adelanta.

En estos momentos continúa trabajando en su proyecto ´Donde nada ocurre´, que recoge la memoria de discotecas y salas de fiesta de Ibiza abandonadas. Ahora mismo expone en Santiago de Compostela, en el espacio Miramemira, ´Paradisus´, una serie de imágenes y objetos sobre la idealización de los paraísos modernos en los que ha incluido al popular picudo rojo como metáfora del paraíso afectado por las plagas. Y en marzo participará en la exposición de Tabula Rasa en Holanda.