A quien nunca haya asistido al Pagès Festival de Sant Carles se lo podrían describir como una especie de olimpiada de mariol·los achispados metidos a marines por unas horas. Tortugas ninja, vigilantas de la playa, payeses, minions y ángeles del infierno llegaron dispuestos a someterse a una divertida tortura de diez pruebas de las que hoy amanecerán con agujetas en músculos de los que desconocían su existencia.

Todo un espectáculo para los vecinos de Sant Carles que se desternillaron gracias a pruebas como el kamasutra payés, el tir amb bassetja o la de las gallinas al redil.

Un total de 76 participantes, repartidos en 19 grupos de cuatro personas, tomaron parte en la sexta edición de un festival que busca «medir el conocimiento de los participantes de la cultura y las tradiciones ibicencas y también su resistencia física», explicaba ayer Daniel Marí, miembro de la Agrupació Pitiusas Autèntiques, que organiza esta prueba. Unas 30 personas se vuelcan cada año en mantener la tradición e innovar. En esta edición han introducido algunas novedades como la prueba de pelar y desgranar por completo una mazorca de maíz en el menor tiempo posible o el ya citado kamasutra payés, en el que los participantes tenían que explotar globos por parejas emulando las posturas del popular libro. Huelga decir que fue una de las pruebas más aplaudidas, sobre todo cuando dos hombres fornidos formaban la pareja.

Se ha eliminado la prueba del porrón de vino, en la que los concursantes tenían que beber una buena cantidad lo más rápido posible. En realidad se les daba a elegir entre vino o refresco pero la mayoría elegía el vino y acababan bastante perjudicados. «No era de recibo que la gente bebiese si después tenía que correr, por eso la suprimimos», explicaba ayer Daniel Marí.

«¿Cómo? ¿Que ya no hay prueba del porrón? ¡Pero si hemos venido solo para eso!», bromeaba Javi, uno de los componentes (junto a José Luis, Bernat y Miguel) del grupo ´Es vigilants de sa Platja´, de Puig d´en Valls, vestidos como Pamela Anderson en horas bajas con outfit de los chinos. Son fieles al Pagès Festival desde hace años e incluso lo han ganado o han quedado en buenas posiciones vestidos en monjas, de podenc eivissenc o del Equipo A. La prueba del circuito de balas de paja y charcos es la más dura a juicio de este grupo, una opinión que corroboran otros participantes que acabaron con barro hasta dentro de las orejas y otros orificios, literalmente.

Todos coinciden también en que ganar no es lo importante. «No, no, lo importante no es ganar, es emborracharse», decía partido de la risa uno de los componentes de ´Fruitera a dos rodes´, una suerte de ángeles del infierno de Santa Gertrudis que llegaron montados en sus imponentes Mobylettes payesas y que lucían hasta tatuajes falsos en los brazos. Joan, Carlos, Bartolo y Toni forman este grupo que ya tiene experiencia en el Pagès Festival.

Más de uno acabó con los tobillos machacados en la prueba de saltar ruedas y en la gincana de pacas de paja. Revolcados por el fango y felices como críos, los participantes pasaron una tarde divertida que culminó con la entrega de premios, prevista para la noche. Los primeros se llevaron un cerdito y un lote de productos ibicencos mientras que los segundos clasificados se hicieron con una cabra y también con productos de la tierra. Un pavo fue el premio para los terceros y también hubo galardones individuales.