El sonido de los tambores resonaba, mientras la gente se acercaba a la iglesia de Jesús a la espera de que comenzase su tradicional misa para celebrar las fiestas. La iglesia se llenó ayer hasta los topes, haciendo que la temperatura aumentase muchísimo, lo que obligó a muchos de los presentes a sacar sus abanicos. Como es habitual en estas celebraciones, en las primeras filas se congregaron una multitud de representantes políticos y civiles de la isla. Entre ellos: el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, el presidente del Consell, Vicent Serra o la alcaldesa de Vila, Virginia Marí.

La misa estuvo presidida por el vicario general Vicente Ribas, que durante su homilía destacó el papel de la iglesia de Jesús como una de las pocas construidas con el carácter de iglesia y no de parroquia. Además, también impulsó a todos los presentes a abrazar la fe de Dios, sin importar cuál sea su situación u origen. Al acabar el oficio, el alcalde de Santa Eulària y el presidente del Consell se dispusieron a llevar la bandera de la parroquia, encabezando así la procesión, durante la cual Vicent Serra no paró de hablar con Marí. Los miembros de Sa Colla de l´Horta y los de la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Agonía también participaron cargando algunas de las imágenes y tocando tanto al principio como al final del trayecto el himno de España. Además, fueron animando a los fieles y curiosos con su música durante todo el paseo.

Muchísimos turistas se agolparon a la salida de la iglesia de Jesús para poder ver la posterior muestra de ball pagès. Tabletas y móviles fueron imprescindibles para poder inmortalizar una tradición tan especial. Algunos turistas incluso se trajeron todo el equipamiento de casa, cámaras réflex y compactas, para captar todos los detalles. Los balladors y balladores más pequeños fueron los que más aplausos arrancaron al público.

Al acabar la muestra, los extranjeros mostraron su entusiamo por el ball ovacionándoles al acabar.

Los presentes se apresuraron a probar las orelletes que los obreros de la parroquia llevaban en sus bandejas, y aprovecharon las escasas zonas con sombra para charlar distendidamente.