«Cuando vi las escaleras, el coche ya estaba casi abajo, en el rellano», explica, con mucho humor, Carlos, el propietario de uno de los tres coches que han intentado entrar al aparcamiento del hospital Can Misses por el acceso para peatones. Al igual que los otros dos conductores, Carlos afirma que se confundió debido «a la mala señalización» de las instalaciones.

El accidente se produjo el martes por la mañana, a primera hora, cuando Carlos (que prefiere no dar más datos porque asegura que es muy conocido en la isla) se dirigía al hospital. «Eran las ocho menos cuarto o así», detalla este usuario, que señala que era la primera vez que acudía al hospital Can Misses desde que está en marcha el nuevo parking.

En un primer momento, intentó entrar al aparcamiento «de toda la vida», es decir, el P3 que en estos momentos es de uso exclusivo para el personal del Área de Salud de Eivissa y Formentera. «Un empleado me dijo que no podía entrar y que siguiera más abajo, donde estaba el aparcamiento para los pacientes», señala. Así, Carlos se dirigió hasta los estacionamientos más cercanos al viejo edificio, el P2. Sin embargo, en lugar de entrar por el acceso para vehículos lo hizo por el de los viandantes.

«Me llevé un susto tremendo cuando noté las escaleras bajo las ruedas, pensaba que el coche se habría partido en dos», confiesa Carlos, un experimentado conductor de más de 65 años. A pesar de eso, lejos de detener el vehículo, salir de él y llamar a la grúa para que lo devolviera a la calzada, decidió seguir adelante. «Es un todoterreno, así que seguí bajando, aparqué y me fui al médico», explica con naturalidad. Al subir las escaleras (a pie, en esta ocasión), se percató de las marcas que los bajos de su coche habían dejado en los escalones de hormigón. Carlos comprobó que el vehículo no había sufrido daños. «Las dos rascadas que hay son mías, pero las manchas de aceite no son de mi coche, lo he mirado y está todo bien», afirma.

Sin tique

Al regresar del hospital, este usuario se encontró con un pequeño inconveniente: «No podía salir del aparcamiento porque, como entré por las escaleras, no tenía tique». Así que, con toda la calma del mundo, buscó a un empleado de las instalaciones para explicarle qué había pasado, pagar y salir del recinto. Por la salida para vehículos, obviamente.

Carlos critica la señalización del aparcamiento. «Con tantas paredes de hormigón no ves si la entrada es la de coches o la de peatones hasta que estás encima», afirma. Además, destaca que tanto los accesos para vehículos como para peatones son a través de la acera, de manera que, desde la calzada, no se distinguen. «Y, como tienes que mirar a los dos lados para asegurarte de que no viene nadie caminando, no te fijas en que estás en las escaleras hasta que estás encima», explica.

Con Carlos ya son tres los conductores que se han confundido de entrada. El primero de ellos, el día que abrió el nuevo aparcamiento. Los otros dos, el martes por la mañana. En un primer momento, Carlos pensó que el coche que aparecía en la fotografía que publicó ayer Diario de Ibiza, era el suyo, pero luego comprobó que no. «O sea, que después del mío, aún otro se fue escaleras abajo», comenta el conductor, que confía en que los responsables del aparcamiento adopten medidas para evitar que más coches acaben precipitándose por las escaleras del aparcamiento del hospital.

La gerencia del Área de Salud de Eivissa y Formentera ha exigido a la concesionaria del nuevo hospital, Gran Hospital Can Misses, que solucione «cuanto antes» los problemas de señalización del aparcamiento. De momento, para evitar que este suceso vuelva a repetirse ha colocado dos conos atornillados a la acera en cada una de las dos entradas para peatones. Ayer, el Ib-Salut aún desconocía si se adoptarán medidas más permanentes y la concesionaria se negó a detallarlo.

Carlos volvió de nuevo ayer al hospital Can Misses. Dejó su todoterreno en el nuevo aparcamiento. Esta vez, sin embargo, entró por el acceso para vehículos.