En la semana que lleva abierto al público, dos coches han intentado acceder al aparcamiento del hospital por la entrada para peatones, es decir, por las escaleras. Ambos (uno el primer día de funcionamiento y otro ayer por la mañana) se quedaron atrancados a medio camino al toparse con dos tramos de escalones en lugar de la esperada rampa de acceso.

La gerencia del Área de Salud de Eivissa y Formentera reconoció ayer que la señalización de los accesos al aparcamiento es deficiente. De hecho, ya ha exigido a la concesionaria, Gran Hospital Can Misses, que solucione «de forma urgente» este problema para evitar que un tercer vehículo acabe rodando por las escaleras. Ningún responsable de la unión temporal de empresas quiso ayer detallar qué se hará ni cuándo.

La confusión de ambos conductores es más que comprensible. Desde el asfalto de la calle Corona apenas se distinguen los accesos para los vehículos del P1 y el P2. De hecho, se aprecian muchísimo más las enormes letras azules que indican la entrada para peatones que el pequeño poste oscuro que especifica si quedan plazas libres o, por el contrario, está lleno. Las barreras amarillas que se levantan cuando uno recibe el ticket, además, no se ven desde la carretera, ya que quedan escondidas por los muros de hormigón. De hecho, desde la carretera en ningún momento se aprecia dibujo alguno que indique se trata de la entrada para viandantes. El único cartel se encuentra a mitad de la escalera, para que los peatones sepan por dónde salir, y el conductor sólo lo ve cuando ya está encima de él.

A los dos aparcamientos se accede por la acera, que apenas está rebajada, y no se aprecia ninguna diferencia en el firme que indique que se trata de la entrada. Las hileras de árboles y farolas tampoco facilitan la visibilidad de los accesos. De hecho, justo donde debería girarse para entrar al P1 (la zona de aparcamiento cercana al edificio de consultas externas) hay un banco, lo que despista aún más.

Ayer, una hora después de que el segundo vehículo intentara entrar al parking por el acceso equivocado, los trabajadores de la subcontrata que gestiona el servicio (Cp-Plus) habían colocado una barrera roja para bloquear el paso a los vehículos por esta entrada en el P2 (que se encuentra en la zona del hospital que aún no se ha puesto en marcha). Hasta mediodía no se había bloqueado, en esta ocasión con dos conos, el acceso al P1.

Durante la mañana, los usuarios del aparcamiento comprobaban sorprendidos las marcas que el coche había dejado en los escalones: transferencias de pintura roja, varios surcos en el hormigón efectuados por los bajos del vehículo y gotas de aceite. El turismo llegó hasta el segundo tramo, es decir, que llegó a bajar el primero, formado por seis escalones.