­Hoy hace 31 años en Sa Llotja de Palma, ese edificio por el que ahora nos quieren cobrar por acceder, se constituyó el Parlament de les Illes Balears. La cámara está de fiesta y la celebración ha coincidido con la entregada de su Medalla de Honor a la abogada ibicenca y antigua Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano.

El acto comenzó a las 12 y en él se dieron cita los principales cargos del Govern y miembros del PP y del PSIB, pero no se vio en cambio a ningún representante de Més. La formación no acudió al acto al estar en desacuerdo con este nombramiento, que creen fruto de un sistema de turno entre ´populares´ y socialistas. Así, ayer fue la primera vez que se entregó esta distinción sin contar con el apoyo unánime de los grupos parlamentarios, algo que no pareció inquietar a los asistentes que vivieron la ceremonia de entrega como un momento de distensión y bromas, de comparar modelitos y no pensar en los resultados de las europeas ni en ninguna nube negra en el camino. Además de políticos, participaron varios representantes militares, empresariales y eclesiásticos, como el obispo Salinas. El prelado acudió además en representación de Cáritas, institución que obtuvo la Medalla de Honor en 2012.

Salinas fue de los más risueños y populares y antes de que empezara el acto compartió bromas y risas con el presidente del Consell Consultiu, Rafael Perera, y con el que fuera presidente del Parlament, Pere Rotger. El recientemente retirado cónsul de Irlanda, Pedro Pablo Marrero, recogió también muestras de aprecio de los asistentes.

Mientras, por el pasillo llegaban, juntos pero no demasiado, el presidente José Ramón Bauzá, el alcalde Isern y el vicepresidente Antoni Gómez. Antes de entrar en la Sala de les Passes Perdudes donde tuvo lugar la entrega de la medalla, el presidente fue interpelado para que entrara primero en la Sala Montenegro para hacer una foto de familia con la presidenta de la cámara, Margalida Durán, y los miembros de la Junta de Portavoces. El presidente entró y el alcalde y Gómez también, pero el vicepresidente salió inmediatamente al ver que no había sitio para él en la foto. El alcalde y el presidente no intercambiaron muchas impresiones durante el acto ni después. Isern sí estuvo departiendo con una muy sonriente Rosa Estaràs.

Del PSOE, además de Joana Barceló y Antoni Diéguez, miembros de la Junta, también acudió la secretaria general Francina Armengol y el exconseller Vicenç Thomàs, entre otros.

Antes de desempeñar de 2010 a 2012 el cargo de Defensora del Pueblo, Cava de Llano fue adjunta primera a esta oficina durante diez años y también ejerció de diputada en el Congreso por el PP, entre otros cargos. Hoy es Consejera del Estado.

Tras recoger su distinción y recibir un largo aplauso, la homenajeada hizo un discurso bilingüe, empezando con la lengua catalana y cambiando a la castellana a la mitad, en el que agradeció el reconocimiento, mencionando especialmente al grupo socialista por haber aceptado la propuesta. Además, valoró la labor institucional del Parlament como «punto de encuentro de las islas» y defendió que, a pesar de que su popularidad está en horas bajas, el arte de la política «es el más noble». Señaló que «nadie puede sentirse completo si no ha dedicado parte de su vida al servicio público». Argumentó además que «no es el griterío sino la razón y no es el truco sino el juego limpio lo que espera y necesita la sociedad en la que vivimos».

Aseguró haber disfrutado con su trabajo y reiteró su compromiso con «el trabajo y la lucha por la justicia, los derechos humanos, mi país y mis islas». Durante el discurso logró contener sus emociones, pero al final, conmovida, no pudo evitar que se le quebrara la voz y se le escaparan algunas lágrimas.

Duran la relevó en el micrófono y argumentó que la distinción quería ser un «reconocimiento a su vida dedicada a la abogacía y política, siempre comprometida con los valores que ostenta nuestra institución». Destacó su implicación y dedicación total cuando era Defensora del Pueblo.

Una interpretación musical puso el broche al acto y los asistentes aplaudieron con ganas. Después, más charlas y risas. Ayer no era día ni de crisis, ni política ni económica. Era día de fiesta.