La décimoquinta edición de la esperada Feria Eivissa Medieval arrancó ayer por la tarde en el Mercat Vell de Vila, donde turistas, residentes y políticos esperaban a que los músicos y actores del pasacalles salieran del Portal de ses Taules para inaugurar esta multitudinaria celebración, que este año cuenta con una jornada más.

A las seis de la tarde un sonido de trompetas avisaba de que el espectáculo iba a empezar. Los más impacientes, que se encontraban en el Mercat Vell, justo delante del rastrillo, ya tenían sus cámaras de fotos o móviles preparados para retratar a los músicos que encabezaban el pasacalles. Para ello, tenían que alzar los brazos por encima de las cabezas de los políticos que ocupaban la primera fila. Aparte del presidente del Consell, Vicent Serra, y de la alcaldesa de Vila, Pilar Marí, sorprendió la presencia del senador pitiuso José Sala, justo un día después de que rompiera la disciplina de partido para votar a favor de una moción del PSOE, que no prosperó, para parar los sondeos petrolíferos.

El pasacalles entretuvo durante varios minutos al multitudinario público, ya que entre músicos, actores, bailarines y otros artistas sumaban un total de 100 personas, de las que 60 formaban parte del Centro de Danza y del estudio Capricorn. Ya habían desfilado todos los artistas por el rastrillo cuando el presidente del Consell y la alcaldesa de Vila se dirigieron hacia el actor que ejercía de pregonero para que Marí cortase la cinta para inaugurar de forma oficial la Feria Eivissa Medieval. En esta edición también se optó por prescindir de discurso, igual que el año pasado.

Bob Esponja se cuela en la feria

Mientras los políticos saludaban a los artesanos y comerciantes de los puestos de la calle Antoni Palau, el espectáculo de fanfarria continuaba. Dos personajes subidos a unos zancos destacaban entre la multitud. Y de eso se trataba, ya que representaban al rey y a la reina, que estaban rodeados de ocho soldados y de un bufón, cuya interpretación de la canción de la serie Bob Esponja, mientras sostenía un peluche de este personaje, desató las carcajadas de la mayoría de personas que se encontraban en la calle Aníbal.

La minoría simplemente se preguntaba qué hacía este ser animado en una feria medieval.

Con cara de póker contemplaban el espectáculo dos turistas de Cornwall (Reino Unido): Kirsty y Kerry.

Ninguna de estas dos inglesas sabía que estaban presenciando la inauguración de la Feria Eivissa Medieval. Tras enterarse de que se celebraba la proclamación de Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y no de un pasacalles de una discoteca, ambas se sintieron «afortunadas», ya que su semana de vacaciones en la isla había coincidido con este espectáculo.

A unos metros de estas dos inglesas, la alcaldesa de Vila entregaba dos placas a Francesc Bufí Torres y a Antoni Tur Riera. Al primero, por fomentar el ball pagès y la canción popular ibicenca. Al segundo, por la recuperación de diferentes artesanías. El pasacalles avanzó hasta la plaza del Parque. Allí dos abanderados mostraron sus destrezas en el lanzamiento al aire de banderas. Concluida su actuación, los festejos continuaron en el parque Reina Sofía, donde los más avispados habían llegado antes de las siete de la tarde para coger asientos y así disfrutar de forma más cómoda de la novedad de la feria: una justa caballeresca que congregó a más de mil personas.

Para este torneo medieval se cubrió con arena parte del suelo de este espacio de Vila y se colocó un palenque para la recreación histórica en la que participaron seis infantes sobre sus caballos, que tenían que dejarse la piel para recuperar unas tierras en disputa. Para ello, los caballeros tuvieron que demostrar su gallardía en una lucha de espadas, así como su precisión en el lanzamiento de dardos, entre otras pruebas. Tras el combate, el espectáculo lo completó la exhibición de un infante que conducía dos caballos de forma simultánea y sin montura, lo que arrancó los aplausos del público.

La Feria Eivissa Medieval continúa hoy desde las 10 horas hasta la medianoche.