Emeric Falticska es uno de los 116 apicultores asociados en las Pitiüses. No está mal el número, el problema es la edad: 70 años de media, según calcula Toni Escandell, su presidente. Él mismo tiene ahora esa edad. Falta savia nueva. Al contrario que el rumano, este formenterés no cosechó su primera miel hasta que cumplió los 40 años. Eso sí, recuerda con nitidez cuándo empezó a interesarse por el tema: «Tenía nueve años cuando vi por primera vez cómo extraían miel de una colmena. Y me emocionó». Únicamente cuatro de esos 116 apicultores pitiusos intentan sacar un rendimiento a sus cosechas de miel, pero solo como complemento de sus trabajos habituales. Escandell asegura que vivir de esto es casi imposible. El resto lo hacen por afición. Como los dos hijos de Emeric, a los que ha regalado -como ya hizo con él su padre- una veintena de colmenas para cada uno. Son los más jóvenes de la isla, es savia nueva que reclama Escandell.