Han pasado cuatro años desde que Yolanda Guasch Marí ganó el premio de investigación Nit de Sant Joan del Institut d´Estudis Eivissencs por su trabajo ´Memòria i exili. El pintor Ramon Medina Tur´, que por fin está en las librerías y que será presentado en la isla el mes próximo. «Estoy muy contenta de verlo publicado -reconoció ayer Guasch Marí desde Granada, donde trabaja como investigadora en la universidad-. Ha tardado un poco, el proceso de edición ha sido largo y ha influido la crisis. Pero ha tardado lo que tenía que tardar para que saliese como quería».

«Es un libro muy importante para mí porque es la primera investigación que hice, que me sirvió como tesina, y tenía muchas ganas de que se hiciera pública y además es una forma de hacerme presente como investigadora en mi tierra», aseguró la autora.

El libro se centra en la vertiente artística de Ramón Medina Tur (Ibiza, 1899-La Habana, 1960), un conocido político ibicenco en la etapa republicana que tuvo que exiliarse al acabar la Guerra Civil: primero a Francia, donde ya había enviado a su familia en 1938, y de allí a la República Dominicana y finalmente a Cuba, donde residió los últimos veinte años de su vida.

Medina era hijo del republicano Francesc Medina, que llegó a ser alcalde de Vila, integró el primer comité republicano de la isla, en 1930, y formó parte de varios partidos hasta llegar a ser delegado del gobierno republicano en Menorca entre 1931 y 1933. Al empezar la contienda se enroló en las tropas valencianas del capitán Uribarry que tomaron las Pitiusas en 1936. Después estuvo en Barcelona antes de escapar a Francia y comenzar el exilio.

Exilio cubano

La etapa más importante la vivió en La Habana. Llegó en 1941 y comenzó a ejercer como profesor y pintor hasta que empezó a trabajar como periodista en diferentes publicaciones, que fue compaginando con la docencia.

Medina ya había hechos sus pinitos artísticos en la isla, donde había participado en numerosas exposiciones entre los años 20 y 36, y en Cuba siguió desarrollando esa pasión. «Quizá no era un gran pintor, pero fue importante para Ibiza. Hay que tener en cuenta que la vida cultural de la isla en aquella época era muy limitada y pese a ello había personajes como Medina que desarrollaron esa faceta artística», dice Yolanda Guasch. La autora comenzó a investigar su figura y después ha seguido por esa línea con otros artistas. En estos momentos está a punto de presentar su tesis doctoral en la universidad de Granada, que versa sobre los artistas andaluces exiliados en México.

«Cuando aún estudiaba la carrera tuve la oportunidad de trabajar en un libro sobre la importancia de México en el exilio español y luego seguí por ahí. Hice historia del arte y soy una apasionada de la historia en general y si algo relaciona la historia con el arte es el exilio de los artistas españoles. Además -continúa Guasch- ha sido una investigación que me ha permitido conocer a mucha gente y recorrer varios países de hispanoamérica».

En el caso de Medina, la investigadora viajó varias veces a Cuba, donde conoció al hijo del político y artista y buscó toda la información sobre él. «En Ibiza quedaba muy poco -asegura-. Tiré del hilo de la prensa y pude documentar lo poco que queda. Quizás ahora con el libro haya gente que se dé cuenta de que ese cuadro que heredó de sus padres es de Medina, pero no espero que aparezcan ya muchos más porque cuando se exilió su casa fue saqueada y su obra destruida».

La investigadora afirma que como artista, lo que define la pintura de Medina es la luz. La luz de la isla que en Cuba tomó matices distintos y, aunque los paisajes cambiaron, en sus obras se pueden distinguir arquitecturas y personajes que, hasta el final, recordaban a su isla natal.