Se vieron por primera vez en una exposición colectiva en la que ambas participaban en 2010. Entonces se llevaron una gran sorpresa al descubrir que sus cuadros -ambas pintaban músicos de color- parecían creados por la misma persona. « La gente me decía: ´¿Son esos tus cuadros?´. Y yo contestaba: ´No, pero lo parecen, ¿verdad?», recuerda Aida Miró (Ibiza, 1976) y agrega que a Minouche Fèvre (Nancy, Francia, 1953), le sucedió lo mismo: «Ella también estaba flipando con los míos». Miko Weaver, exbajista de Prince, acompañaba a Fèvre en aquella exposición y las presentó. Y de allí surgió una amistad en la que no tienen cabida los choques de egos y en la que ambas han encontrado a alguien en quien apoyarse y con quien compartir el solitario proceso creativo.

Tres años después, inauguran en el Club Diario su segunda exposición conjunta -la primera fue en 2011-, en la que interpretan mitos clásicos. Bajo el título de ´Mitomorfosis´ exhiben 20 óleos -diez de cada una y casi todos de gran tamaño- en los que han buscado representar a «personajes mitológicos como personajes de la actualidad, como arquetipos que se siguen repitiendo hoy en día», indica Miró, de forma que colocan mitos clásicos en «lugares, posiciones o contextos contemporáneos».

La idea de la muestra surgió un poco de casualidad. «Trabajábamos sobre todo con música y danza, con personajes que eran casi todos bailarines pero le estábamos dando otro enfoque. Entonces ella [Fèvre] empezó con la mitología; llevaba hecha a Ístar y me dijo que tenía idea de hacer más», recuerda Miró. A ella le pareció «super bien» e incluso se dio cuenta de que había pintado a su propio padre «como Neptuno». Y decidieron continuar con esa línea de trabajo, seleccionando los dioses con los que se sentían identificadas en ese momento o los que les servían para representar algún concepto en el que estuvieran trabajando.

Para Fèvre los mitos «son temas eternos» con los que convive la sociedad y que pueden «renovarse». En su caso, para la exposición ha trabajado a Cronos, «el tiempo»; a Sísifo, «que está condenado a llevar su piedra hacia arriba y esta baja otra vez, que es como el engranaje de la vida», y a Artemisa, la diosa de la caza, a quien representa con un podenco. «Es una mezcla de lo que hay, de lo que siento, de la actualidad y de temas eternos», agrega.

Por su parte, Miró ha trabajado a Perséfone, cuyas principales cualidades son «la pasividad y la receptividad» que la artista reconoce que a ella le «cuestan», y a Hestia, la diosa del hogar.

Con estas obras la artista ibicenca cree que ambas muestran cierta evolución en sus trabajos: «Para mí las dos estábamos en el mismo punto en el que queríamos un cambio no drástico pero sí evolutivo y creo que con esta exposición lo hemos conseguido».

Fèvre hace hincapié en que este trabajo de creación, además de ser solitario, no es «algo rápido», sino que requiere de tiempo, «mucho tiempo», y precisamente llevan trabajando alrededor de un año en estos óleos que muestran. Y en realidad no han terminado, pues ambas tienen nuevas ideas que las llevarán a seguir profundizando en los mitos. «Nuestro próximo proyecto es agrandar este; yo ya tengo en mente un par de obras más y Minouche también. Queremos seguir con la mitología porque da mucho de sí», subraya Miró.

No imaginan la respuesta que recibirán esta noche del público ni el efecto que causarán sus obras, pero Miró dice que no cree que se sorprenda. En la inauguración no estarán solas; las acompañará Weaver, que cantará y tocará la guitarra, y también pinchará dj Tsunami, amiga de Miró.