El Govern de José Ramón Bauzá hizo de la defensa de las «modalidades lingüísticas insulares» una de las principales banderas de su controvertida política lingüística.

Sin embargo, esa promesa ha sido clamorosamente incumplida y hoy los niños ibicencos y formenterenses aprenden a leer y escribir con unos libros de texto con palabras como horabaixa, llimona, nina, tomàtiga, doblers, niguls y un sinfín de vocablos totalmente ajenos a la cultura pitiusa y exclusivos de la isla de Mallorca.

Las editoriales que suministran los libros a los colegios han renunciado a redactarlos en catalán estándar y apuestan únicamente por uno de los tres dialectos insulares que se hablan en Balears.

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