Los feligreses no podían evitar que el murmullo aumentara de decibelios en el interior de la iglesia de Jesús la mañana de ayer. Hasta en dos ocasiones una señora tuvo que llamar la atención a los fieles que abarrotaban la parroquia para que bajaran la voz. Y es que el día grande de las fiestas patronales era especial por partida doble, ya que era la jornada elegida para el nombramiento de Mauricio Coronado, que será el párroco de Jesús durante los próximos cinco años.

«Igual que me pasó a mí, Ibiza y Formentera cautivaron a Mauricio durante su anterior estancia. No hay nada igual en el mundo», explicó el obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, que presidió la ceremonia, y aseguró al sacerdote que heredaba una parroquia «bonita, interesante y con mucha vida». Tras pocos minutos de dar comienzo el sermón ya no cabía ni un alfiler en Nuestra Señora de Jesús. «Para que nuestra iglesia vaya para adelante es imprescindible la presencia de la Madre de Dios», indicó el prelado, que explicó también la importancia de comportarse de acuerdo con «la mirada» de la Virgen: «Es una mirada que crea fraternidad y compromiso. Nos pone en disposición de ayudar», explicó.

Las voces del coro Es pla de Jesús y la música del grupo folclórico sa Colla de l´Horta amenizaron la ceremonia.

Al acto acudieron el conseller balear de Hacienda y Presupuestos, José Vicente Marí Bosó, el presidente del Consell, Vicent Serra, y el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, entre otros cargos políticos, que acompañaron la procesión posterior a la misa. Las agrupaciones musicales Nuestro padre Jesús Cautivo y Santo Cristo Yacente arrancaron fervorosos aplausos a los asistentes en algún punto de la escueta comitiva. El ball pagès animó la mañana, que los obreros se endulzaron con vino y orelletes antes del tradicional desfile de carros payeses.