Daniel R. G., un hombre que mató de un golpe de azada a un perro de la raza pit bull cuando salía de trabajar de un jardín de s’Argamassa en octubre de 2010, ha sido condenado a pagar 3.125 euros de indemnización a la propietaria del animal.

El juez titular del juzgado de instrucción número 4 de Ibiza, Santiago Pinsach, ha condenado al hombre por una falta de daños, por la que deberá abonar una multa de 120 euros. Además, el juez condenó, en el mismo proceso, a la propietaria del perro por una falta de infracción del deber de custodia de animales feroces o dañinos, ya que el can se encontraba suelto lejos de su propietaria, sin correa y sin bozal.

Los hechos ocurrieron en una urbanización de s’Argamassa, en octubre de 2010. El condenado salía de realizar unos trabajos de jardinería en la zona cuando se encontró con Airo, un perro de la raza pit bull, que estaba junto a otro animal de menor tamaño. El pit bull está catalogado dentro de las razas potencialmente peligrosas, lo que obliga a sus propietarios «al cumplimiento de determinados requisitos y prevenciones reforzadas», matiza el juez en la sentencia.

Azadazo en la cabeza

Daniel R. G. se acercó a los dos perros para separarlos y defender al de menor tamaño. Durante los hechos, el animal le arañó en el antebrazo izquierdo y pierna derecha, y el condenado le asestó un golpe mortal en la cabeza con una azada. «El denunciado, predispuesto ya en contra de dicho animal, de modo totalmente evitable e innecesario, sin que dicho perro le estuviera atacando, con inherente voluntad de dañarlo o matarlo, levantó la azada y asestó un golpe a la cabeza con la parte cortante de la herramienta, provocando la muerte prácticamente instantánea del animal», asegura la sentencia.

En el juicio se discutió una tercera denuncia, en esta ocasión por amenazas, interpuesta contra la dueña del pit bull por la hermana del condenado. En este caso, el juez absolvió a la acusada ya que constaban «versiones contradictorias», y el único testigo presencial afirmó ante la Guardia Civil que quien amenazó había sido «otra persona», que acompañaba a Cristina S.. Pese a que durante el proceso cambió esta primera declaración, el magistrado considera que la descripción facilitada en el juicio es «incompatible» con la acusada.

«Ella [Cristina S.] se acercó a mi con una amiga, cuando salía del coche de mi marido, y me amenazó. Me gritó que mi hermano iba a acabar en la cárcel o que alguno de mi familia acabaría muerto como el perro», aseguró en su relato de los hechos durante el juicio, A. I. R. G., la hermana del condenado.