Más de 100 personas abarrotaron ayer la iglesia de es Cubells para celebrar la festividad de la Virgen del Carmen. Don Vicente oficia la misa en ausencia del párroco José Luis Mollà, que se encuentra fuera de la isla, según afirman los fieles que acuden a la procesión. Don Vicente desea suerte a los asistentes en el camino: «Siento no poder acompañarles, pero solo tengo fuerzas para ir a la sacristía», lamenta.

Una vez finalizada la ceremonia, a las 10.30 horas, los asistentes bajan en procesión hasta la cala de es Cubells, una tradición que se remonta hasta los años 70.

El camino de arena llena los zapatos de polvo de las más de 80 personas que se aventuran a bajar por un camino empinado y pedregoso. La alcaldesa, Neus Marí, desciende la cuesta con su marido y su hijo: «Es una celebración diferente a otras fiestas patronales porque la gente se implica mucho», afirma.

Personas de todas las edad recorren el camino hasta la embarcación con algún tropezón antes de llegar. Algunos se paran a descansar y hasta tres mujeres se atreven a descender el tramo con tacones. Catalina Marí Juan ya ha presenciado la procesión en cinco ocasiones y había acudido a la misa con la intención de no descender el camino hasta la embarcación porque ya no se ve con fuerzas: «Una vez aquí, al ver a todo el mundo bajar no me he podido resistir y aquí estoy», comenta contenta.

Una familia de es Cubells cumple una vez más con la tradicional procesión: «Mi hija tiene 22 años y ha estado bajando desde recién nacida», afirma Cati Marí, de 51 años.

Al llegar al embarcadero, se procede a subir la imagen de la Virgen del Carmen al barco pesquero ´Jose Antonia´ y a continuación el resto de asistentes se monta en embarcaciones próximas, para seguirla.

Una vez en el agua, hasta 17 embarcaciones acompañan al pesquero que lleva a la Virgen. La implicación es absoluta, una familia alemana ofrece su barco a quienes quieran acompañarles en el recorrido.

Todas las embarcaciones llegan al centro de la bahía, los pasajeros cantan y tras tirar el ramo de flores al agua en recuerdo a los fallecidos en el mar, todos aplauden y la tradición se cumple un año más.

A la vuelta, los turistas que han presenciado por primera vez la procesión comentan la espectacularidad de la celebración: «Me ha encantado, además es Cubells es otra Ibiza, me gusta porque tiene tradiciones muy afianzadas que cuidan mucho», opina Rosa de la Serna, turista de Madrid que había aterrizado esa mañana.